Aspectos de fondo y de forma: cómo analizar la legitimidad de una memoria de sostenibilidad

. viernes, 26 de diciembre de 2008
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Por Roque Morán Latorre. La autoridad del GRI, específicamente Ernst Ligteringen, su CEO, ha sido muy claro en expresar, en repetidas ocasiones, que el GRI, al calificar las memorias de sostenibilidad, sólo se limita a certificar que una memoria ha cubierto los indicadores y protocolos de su Guía G3. Esto quiere decir que, en nada, hay una constatación de que lo que se dice en dicha memoria es fidedigno; tampoco existe una comprobación del GRI de que la empresa verificadora ha cumplido con ciertos requisitos, en caso de que haya habido una verificación externa de dicha memoria.
En mi país –Ecuador- hay un dicho, traído oportunamente para lo que nos estamos refiriendo: “creada la ley hecha la trampa”, a esto lo acompaña un calificativo, para tildar a quienes se aprovechan de las circunstancias para obtener provecho propio: “viveza criolla”. Con mucho pesar constato que estos elementos lo han utilizado algunas organizaciones para sus memorias de sostenibilidad.
Y es que no basta la publicación de una Memoria de Sostenibilidad para pretender decir que una empresa es transparente o socialmente responsable. Ni siquiera basta lograr una calificación del GRI. La publicación de una Memoria de Sostenibilidad, bajo la Guía G3, del Global Reporting Initiative, no debería ser manipulada para maquillar la imagen de una empresa sino para traslucir su verdadera operación, sin tener que utilizar rimbombantes artificios gráficos, ni retórica intrascendente, ni otros elementos que –éticamente- resultan cuestionables.
Tengo en mi mesa de trabajo seis memorias de sostenibilidad de empresas ecuatorianas y otra de una multinacional que labora en Ecuador, todas estas afirman haber sido construidas bajo los lineamientos de la guía G3 del GRI. Sin embargo de la satisfacción que ocasiona la publicación de estas memorias, que deberían reflejar el avance de la auténtica responsabilidad social en Ecuador, me conmociona una gran inquietud al constatar que, de algunas de ellas, sin embargo de su alta calificación del GRI, dudo de su veracidad, por lo que pretendo en este artículo exhibir unas pocas pinceladas que podrían guiar a quien lea que se encuentre ante la oportunidad de comparar cuál de las memorias de sostenibilidad es auténtica, cuál vale la pena, cuál es la confiable y veraz.


Lo de fondo: una lección de Aristóteles en el siglo IV AC

El pasado 16 de octubre de 2008 el IESE compendió en un artículo el informe de sus profesores Brian O'Connor Leggett y Josep Maria Rosanas, con el título “El arte de la persuasión en tiempos de incertidumbre”, donde, precisamente, se profundiza en el análisis del uso de herramientas de comunicación en el proceso de la gestión empresarial. Esto se relaciona perfectamente con la publicación de las llamadas memorias de sostenibilidad. Para los autores -dice el IESE- la base de una comunicación eficaz es la estructura tridimensional de la retórica de Aristóteles, que la transcribo, casi, de manera textual:
1. EL ETHOS (ÉTICA, CREDIBILIDAD), se refiere a la personalidad de quien comunica y es tal vez el más importante de los tres elementos. El propio Aristóteles era consciente de la tentación de abusar del proceso retórico cuando hay falta de ethos. Basó su idea del ethos en su creencia de que la verdad y la justicia siempre prevalecerán sobre la maldad. Creía que lo que era cierto y mejor era más fácil de demostrar y tenía más probabilidades de convencer.
2. EL PATHOS (EMPATÍA, SINERGIA), el segundo de estos elementos, se refiere al uso eficaz de la psicología de la audiencia. El pathos puede ser visto como la capacidad de conducir a la audiencia al estado emocional deseado. Consiste en conectar emocionalmente con la audiencia de modo que acepte nuestro mensaje.
3. EL LOGOS (COMPRENSIÓN Y ACEPTACIÓN), este tercer elemento se basa en la lógica inductiva y deductiva. En el logos, inventamos los argumentos para lograr el consentimiento de la audiencia y para defender nuestras ideas.
Aristóteles, hace 2400 años, deja sentados estos principios sobre los que una memoria de sostenibilidad debería ser elaborada. Esto, como un aspecto de fondo, que es aconsejable analizar cuando se realiza una memoria de sostenibilidad.


Lo de forma: diez (10) aspectos fundamentales que develarían la legitimidad de una memoria de sostenibilidad

1. ¿Fue una alta gerencia, o una autoridad de cúpula, quien lideró directamente, sin delegaciones, el proceso para la elaboración de la Memoria de Sostenibilidad?
2. ¿Estuvo profundamente involucrada, esa autoridad, en la constatación de que los datos, cifras y hechos, fueran totalmente fidedignos?
3. ¿La consultoría, o la empresa consultora -si la hubo-, para guiar la elaboración de la Memoria de Sostenibilidad, fue DISTINTA a la que efectuó la verificación externa?
4. ¿De la empresa verificadora: se constató -de manera objetiva- su prestigio y autoridad, logrados con base en una probada trayectoria de experiencia en la verificación de MDS y de su conocimiento profundo en el tema?
5. ¿Se prefirió dar preponderancia a la opinión y calificación de los stakeholders de la empresa, antes que a la autoalabanza de la Dirección de la misma empresa?
6. ¿En la Memoria de Sostenibilidad publicada prevalecen cifras, datos y hechos más que fotografías y lindos mensajes con estudiada retórica?
7. ¿Se puede asegurar que las políticas, procesos y acciones que condujeron al resultado de esa Memoria de Sostenibilidad, tienen la sostenibilidad indispensable para garantizar su permanencia en el tiempo?
8. ¿Se involucró, periódicamente, durante el proceso de elaboración de la MDS, a todo el staff directivo de la empresa, para intentar cubrir brechas que permitan un mejoramiento continuo de su RSE?
9. ¿Se involucró también al Directorio de la empresa, aunque tan sólo haya sido al inicio y al final del proceso?
10.¿Se incluyeron en la MDS todos los indicadores, sin embargo de que alguno de ellos podría ser ocasión de crítica adversa por parte de los stakeholders?
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El significado escondido de la crisis económica mundial

. martes, 9 de diciembre de 2008
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Por Roque Morán Latorre.

SE DERRUMBA UN CASTILLO DE NAIPES

La caída del muro de Berlín, aquel jueves 9 de noviembre de 1989, no sólo fue el cataclismo de una pared de piedra y cemento. Fue la metáfora del fracaso estrepitoso de una ideología, de un modelo económico, irónicamente solapado bajo el nombre de la libertad. Hoy, enero de 2009, aún en la primera década del siglo 21 ¿estaremos asistiendo a un similar fracaso?... Esta vez ¿al de la caída del capitalismo salvaje, de la civilización del consumismo a mansalva? Tal vez así sea. El escándalo de la avalancha económica mundial, en un mundo donde la valoración de los seres humanos se debate en la dicotomía del ser o del poseer, donde –supuestamente- gana el “poseer”, ha provocado el desmoronamiento de un castillo de naipes pero… ¿a qué costo? No resulta fácil pronunciar la cantidad de miles de miles de millones de dólares –y de euros- que varias regiones del planeta han apostado para los salvatajes bancarios y de la Bolsa. Sólo cabe preguntarse ¿quién pagará, a quién se le cobrará, toda esa impronunciable cantidad de dinero? Se percibe en el ambiente un hedor de anti ética, de hipocresía, de un malhadado encubrimiento a una era oscura donde lo que menos ha primado es la responsabilidad social.

LA GLOBALIZACIÓN Y LA CRISIS

“Globalización” es un término utilizado generalmente en el ámbito económico y con finalidades de comercialización. Hay quien lo preconiza como “mundialización”, –dice- para no utilizar un anglicismo. De cualquiera de las dos formas, la globalización es un tema acuñado, que quien sea entiende, en el ámbito de los negocios, con el decepcionante espejismo de las “fronteras abiertas” y la fallida concesión de oportunidades, especialmente, para aquellos países en vías de desarrollo, que intentaron expandir sus mercados hacia latitudes diversas, acciones muy orientadas, sobre todo, a los poblados gigantes, como Norteamérica, Europa y Asia. A través de la experiencia vivida por el mundo durante estos años, en esta temática, podría deducirse, con poquísimas excepciones, que esto resultó sólo una quimera, un grotesco desencanto, que no deja de mostrarnos realidades lacerantes, desde luego, emplazadas hacia quienes menos tienen que fincaron sus ilusiones en tan vacío cometido. Irónico, por expresarlo comedidamente: mientras los países en vías de desarrollo miraron con esperanzador optimismo esta oportunidad, en los países ‘clientes’ se irradiaron acciones que contradicen escandalosamente el original sentido de la globalización o… ¿siempre vivimos en el engaño? Estas acciones hieren frontal y gravemente a la responsabilidad social, en todo su vasto espectro, muestran la otra cara -¿la verdadera?- de la globalización, que deshumaniza al planeta, torna dudosa la intención, devela la falta de autenticidad con la que se procede, cuando se habla de una manera y se actúa de otra muy distinta.

RSC: LA CARA HUMANA DE LA GLOBALIZACIÓN

La RSC debería haber sido la cara humana de la globalización, en el supuesto -difícilmente consentido- de que haya existido una migaja de RSC en ella. Pensar en favor del ser humano, actuar en su mejoramiento y protección, se ha convertido sólo en una vana retórica, usada para aparentar, pero sin respaldo moral alguno. Reflexionando en aquello, basándonos en los aspectos conocidos como la “Triple Bottom Line”, o la línea triple de fondo para la sostenibilidad, que, entre varios, también se lo fundamenta en uno de los tantos Índices Dow Jones –precisamente- el de Sostenibilidad, que contempla las dimensiones económica, medio ambiental y social, podemos percatarnos, a las claras, que no ha habido legitimidad pues, de qué dimensión social estamos hablando, si se ha actuado inmisericordemente contra pobres inmigrantes, tratándoles como criminales, se ha implantado protecciones arancelarias para favorecer paternalismos tradicionales con ciertas colonias, castigando la libre competencia, se ha escandalizado los atentados contra el medio ambiente, en irónico contraste con la falta, por ejemplo -entre tantos otros-, del cuidado y transparencia en la eliminación de desechos radiactivos provenientes de la utilización de la energía atómica.

CÓMO VEN EL FUTURO LAS MENTES EXPERTAS

De acuerdo a las personas llamadas expertas “el miedo está ganando a la economía mundial” (Juan Francisco Raffo, en la reunión de la APEC). Patricio Peña, titular de la Bolsa de Valores de Quito, opinó: “la crisis financiera internacional, y en particular la estadounidense, afectará a Ecuador, sobre todo a sus exportaciones, a la recepción de remesas de emigrantes e incluso al empleo… somos un país que exporta significativamente a los Estados Unidos; cerca del 50 por ciento de las exportaciones ecuatorianas van a ese mercado”. Realismo o pesimismo, las circunstancias no son halagadoras, mucha gente opina que aún no, ni de lejos, hemos empezado a sentir las consecuencias de la crisis.

LA RSC UN MODELO DE GESTIÓN ANTE LA CRISIS

No se pueden dar recetas. Somos testigos con estoicismo e impotencia de lo que le ha pasado al mundo con dos de esas ‘fantásticas recetas’. Merece una profunda reflexión el siguiente párrafo: « El tener más, lo mismo para los pueblos que para las personas, no es el último fin. Todo crecimiento es ambivalente. La búsqueda exclusiva del poseer se convierte en un obstáculo para el crecimiento del ser y se opone a su verdadera grandeza; para las naciones como para las personas, la avaricia es la forma más evidente de un subdesarrollo moral » Para concluir, he aquí, al menos parte, de una explicación de lo que nos ha sucedido. Al mundo lo está destruyendo la misma raza humana, quienes llamanos ‘reyes de la creación’, nos hemos convertido en implacables verdugos de nuestro propio futuro. Es tiempo de bogar por la autenticidad, por la legitimidad, de entender, procesar y aplicar la responsabilidad social.
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