Conformación del consejo metropolitano de Responsabilidad Social de Quito

. martes, 5 de junio de 2012
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Integrantes del Consejo Metropolitano de Responsabilidad en la Sesión Solemne de Posesión
Redacción.- Durante el 2010 en Quito se discutió y aprobó la Ordenanza Metropolitana No.333 de Responsabilidad Social para el Distrito Metropolitano de Quito – DMQ. Esta ordenanza tiene por objetivo generar un territorio competitivo y sostenible, y promueve que las entidades públicas y privadas, nacionales y extranjeras, con y sin fines de lucro, que realizan actividades en el DMQ, implementen un modelo de gestión responsable, contribuyan a las metas territoriales, entendiendo que son corresponsables en la construcción de un territorio sostenible.

La Ordenanza crea además, el Consejo Metropolitano de Responsabilidad Social - CMRS, que es un espacio de diálogo y participación institucionalizado para expresarse en forma transparente, pública y sistemática sobre la situación actual y el fomento de la Responsabilidad Social.

Luego del proceso de selección de los actores privados y de la convocatoria a los actores públicos, se realizó una sesión solemne en el Centro de Convenciones Eugenio Espejo el 16 de mayo de 2012, en la que quedó oficialmente posesionado el Consejo Metropolitano de Responsabilidad Social como un cuerpo colegiado integrado por 17 representantes de actores nacionales y locales, empresariales, públicos, de la sociedad civil, academia y de la economía popular y solidaria, con sus respectivos suplentes, con representación para un período de 2 años.

El CMRS está conformadoporrepresentantes privados como la Asociación Nacional de productores y exportadores de flores -EXPOFLORES, la Cámara de Comercio Ecuatoriano Americana -AMCHAM, Plan Internacional -PI, la Tribuna Ecuatoriana de Consumidores y Usuarios, el Consorcio Ecuatoriano para laResponsabilidad Social-CERES, la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-FLACSO. De parte de los actores públicos del gobierno nacional se encuentran representantes de los Ministerios de Ambiente, de Coordinación de la Producción, Empleo y Competitividad y de Industrias y Productividad; y de parte del Municipio de Quito, la Secretarías de Ambiente y Desarrollo Productivo, además de los concejales presidentes de las comisiones de ambiente, producción y salud. Se cuenta con la representación de la Prefectura de Pichincha y de la Agencia de Promoción Económica CONQUITO, quien ejerce la Secretaría Técnica del Consejo.

El CMRS tendrá entre sus funciones proponer acciones en base a la sinergia de las organizaciones para generar un territorio competitivo y una sociedad sostenible, identificar los principales incentivos que tienen las organizaciones para ser socialmente responsables, promover la articulación multisectorial y el diseño de propuestas de políticas, planes, programas y/o proyectos para motivar RS en un enfoque sistémico.

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Una verdad incómoda

. miércoles, 23 de marzo de 2011
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Por Roque Morán Latorre. No nos referimos precisamente al documental de Al Gore, sino a que “nadie es profeta en su tierra” y, en el caso de este ex vicepresidente de los Estados Unidos, al parecer, tampoco logra ser profeta fuera de su comarca. Basta echar un vistazo al “ranking” de los principales generadores de CO2, y de otros gases de efecto invernadero, resaltando a aquellos que, siendo los mayores contaminadores del planeta, nunca se comprometieron con nada en las citas ambientalistas de Kyoto (1997), Copenhague (2009) y Cancún (2010). Este famoso personaje, que disemina por doquier su mensaje verde, con dotes de gran expositor, nos hace evocar –guardando serias diferencias- al gurú de la Calidad, Edwards Deming, su coterráneo, experto en control estadístico de procesos, pionero de la Calidad Total en Japón, año 1947. En qué radican algunas de esas diferencias: Gore, según The Economist, entre otros exuberantes ingresos, cobra 117.000 euros por conferencia, mientras que Deming, pudiendo haber obtenido una considerable fortuna, donó sus derechos de autor, de miles y miles de sus publicaciones, en favor de instituir un premio a la Calidad, quizá, el más afamado en Japón, y en el mundo, que constituye un incentivo de alto significado para la cultura de la Calidad. ¿Diferencia de ideales? ¿Diferencia de época? ¿Autenticidad versus relumbrón? Deming, llamado el padre de la tercera revolución industrial, entre sus múltiples escritos, publicó su famoso libro “Catorce Puntos y Siete Enfermedades de la Gerencia”, en que orienta bien a los empresarios; lastimosamente, Deming murió triste (1993) al no haber podido cambiar la mentalidad mercantilista y de insaciable dinero de ciertos líderes empresariales americanos, lo que irónicamente sí lo consiguió en Japón. Siga leyendo >>>

La paradoja de la RSE

. miércoles, 3 de noviembre de 2010
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“Muchísimos son liberales para todas las libertades ya adquiridas 
y formidables conservadores para las que aún hay que adquirir”
Stephen Jay Gould

Por Roque Morán Latorre. Como venimos preconizando, desde tiempo atrás, y lo seguimos manteniendo, estamos convencidos de que la RSE es –debería ser- un asunto de sentido común; mas, como ingrata sorpresa, constatamos de manera fehaciente que lo mencionado por Voltaire (1694-1778), filósofo y escritor francés, “sentido común no es nada común”, es muy aplicable a la RSE. Percibimos que hablar de “empresa” y de “responsabilidad social”, es decir, hablar de responsabilidad social empresarial, o corporativa, o como queramos llamarle -no importa el apellido-, resulta una redundancia pues, el emprendimiento de una organización, de por sí, connaturalmente, significaría responsabilidad social; es similar a decir “democracia participativa” o adjetivar al caos como “anárquico”. Igual, insólito resulta comprobar que la RSE pueda resultar paradójica, al determinar que las exigencias que esta trae, contraponen los más caros intereses de algunos –equivocadamente- llamados empresarios.

Ensayemos cómo explicarnos aquello que, sin embargo del impulso que se ha dado últimamente a la RSE, aún no termina de cuajar en ciertos ámbitos empresariales. ¿Por qué? Muchas y variadas son las causas. Y no hablamos sólo a nivel país, también hacemos referencia a otras latitudes. Quizás, una causa principal es la cultura de cada nación, inclusive, dentro de un mismo territorio, dependen su concepción y práctica, del nivel cultural de cada una de sus regiones. Depende también de la rigurosidad con la que se aplican las leyes en tal lugar, de la disciplina de la gente para cumplirlas pero, sobre todo, del grado de responsabilidad personal, de la forma cómo se ejerce la libertad. Esto mucho tiene que ver con que ciertas culturas requieren de control, mano firme, castigo riguroso por las faltas cometidas; allí no existe el auto control, auto disciplina o un ejercicio de la responsabilidad como hábito y se la lleva como una imposición. Y la RSE es ante todo un acto voluntario, soy socialmente responsable, como persona o como empresa, porque me da la gana, no porque algo, o alguien, me obligan.

Por otro lado, podríamos eficazmente establecer una “caracterología”, un análisis prolijo, y hasta hilarante, de las reacciones de algunos directivos empresariales, donde sus actitudes son tan diferentes como empresas existen. Ante el planteamiento de iniciar una ruta de RSE, las respuestas son tan variadas; de esas, las más comunes: “¿cómo incide esto en mi P y G, m? ¿No sería mejor esperar por tiempos mejores, donde el panorama se vea más claro? ¿Por qué no inician, antes, las empresas públicas? ¿Podríamos esperar por una mejor asignación de presupuesto? ¿Esperemos una regulación gubernamental y allí actuamos? ¿Otra novelera idea que se está poniendo de moda? Felizmente, aunque excepcionales, hay de los que dicen “vamos, esto es lo que anduvimos buscando”.

También se hace necesario precisar que varias empresas, que se ufanan en decir que están haciendo responsabilidad social, sólo exhiben acción social, obras de paternalismo y caridad mal entendida, haciendo un esforzado despliegue publicitario de maquillaje de imagen. Esto ocasiona desorientación y ausencia de información eficaz porque la sociedad, en la que se encuentran también los empresarios, percibe que eso, erróneamente, es responsabilidad social. Por fortuna, lo hemos constatado, un buen número de otros empresarios y ciudadanos comunes no se tragan esas ruedas de molino y saben analizar cuándo sólo se pretende maquillar la imagen y cuándo se es, de manera legítima, socialmente responsable.

Así como se difunden empresas socialmente responsables, también existen -por allí- publicaciones de observatorios y detractores que señalan, con detalle, a las empresas “socialmente irresponsables”; cuando uno echa una ojeada a aquello, se lleva ingratas sorpresas al leer allí nombres de organizaciones que, uno pudo pensar, eran socialmente responsables.

La aplicación de la responsabilidad social debe tener dos elementos indispensables: uno, la aplicación de un modelo, de un sistema, con requisitos cumplidos a cabalidad, verificables; y otro: el reporte, ojalá, celosamente apegado a indicadores universalmente aceptados, por exigentes y prestigiosos, por serios y motivadores. Lo uno sin lo otro, dará la percepción de falla, de algo inconcluso; además, generalmente, cuando el reporte se ha efectuado sin la implementación previa de un modelo, se convertirá en una compleja periódica recolección y exhibición de datos, de los que muchas veces sus mismos colaboradores internos no los conocen, peor, los entienden.

Para evitar que la RSE sea la paradoja de la que mencionamos al inicio, se vuelve necesario ir superando la etapa del descubrimiento e ir a la implementación técnica, metodológica. Esto requiere, indefectiblemente, antes de nada, de una decisión de la cúpula directiva; luego, un involucramiento resuelto y notorio de sus más cercanos gerentes; notorio porque el personal de apoyo, si no ve que la prédica está sustentada con el ejemplo y la práctica, no verá autenticidad en el proceso y adoptará actitudes de apatía y hasta de rechazo. Los mejores publicistas y propagandistas de la RSE de una organización son sus colaboradores, asimismo, sus peores detractores.

Concluyo con el mensaje de un gran ser humano: “todos somos testigos de los efectos de la triste sumisión humana a la mera apariencia, al relumbrón y a la absurda vanidad, pues esto trae insatisfacción y desencanto; quienes están llamados, en primer lugar, a mantener los valores trascendentes de una sociedad que ansía mejor futuro, son los que ostentan algún poder, en el ámbito que les haya correspondido… allí ¡otra paradoja que nos arroja la vida! esos son los que menos atienden ese llamado”. Siga leyendo >>>

¿Quién es quién en RSE?

. lunes, 19 de julio de 2010
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Quien practica la autenticidad, asume la responsabilidad por ser lo que es y se reconoce libre de ser lo que es.

Jean Paul Sartre (1905-1980)
Filósofo y escritor francés

Por Roque Morán Latorre. Estudios, investigaciones, encuestas y estadísticas, en particular, las realizadas en Iberoamérica, nos llevan a colegir que poco –muy poco- se conoce, peor aún, se entiende bien, acerca de Responsabilidad Social Empresarial. En medios estatales y privados son de excepción aquellos países en los que la responsabilidad integral de las empresas figura de manera formal y oficial para la interdependencia de sus sociedades. En Inglaterra existe “Business in the Community”, creada en 1982, cuenta con casi 900 miembros, es la más grande y una de las más antiguas coaliciones nacionales lideradas por empresas dedicadas a la responsabilidad corporativa; en Estados Unidos el concepto, en general, de Responsabilidad Social, se generó a finales de los años 50 y a principios de los 60, a raíz de la Guerra de Vietnam y otros conflictos como el Apartheid; hubo mentes pioneras, como la de Henry Ford, que promovieron en sus empresas una auténtica RSE; en España se aprobó, el 15 de febrero de 2008, la creación del Consejo Estatal de Responsabilidad Social de las Empresas; en Francia, el 15 de mayo de 2001, el Parlamento Francés pasó una ley que obliga a las empresas públicas a informar su Triple Cuenta de Resultados; en Latinoamérica, primordialmente, desde la iniciativa privada, se han generado acciones que son las que han impulsado la RSE; en Ecuador, hasta la creación del IRSE (año 1996), no se hablaba de RSE, sino de filantropía, obra social y limosna, más como un sugestivo medio para mejorar la imagen de las empresas; en la ONU, el anterior secretario Kofi Annan, fue, en el año 2000, el cristalizador del Pacto Global y de las Metas y Objetivos del Milenio; existen sistemas como la SGE 21, SA8000, AA1000; el GRI guía adecuadamente la elaboración de memorias de sostenibilidad. En fin, existe una multiplicidad de iniciativas mundiales conducentes a orientar las empresas al ámbito de la RSE.

Lejos de pretender con este preámbulo una antología de los empujes en la RSE, queremos resaltar el hecho de que –aún- no hemos pasado del prolegómeno en materia de RSE. Miramos -con moderado optimismo- que el advenimiento, en diciembre de 2010, de la ISO 26000 de RS -sin embargo de sus imperfecciones y detracciones- pueda marcar la pauta con la que se logre armonizar y consensuar la aplicación de una legítima RSE.

Hay en Ecuador varias empresas líderes, nacionales y multinacionales, que aplican debidamente varios elementos de la cultura de RSE, ejemplos: presentan, de manera voluntaria, periódicamente, sus memorias de sostenibilidad; efectúan acciones concretas en asuntos con su personal colaborador; ejecutan tareas en bien del medio ambiente; han generado proyectos sostenibles y de negocios inclusivos entre sus comunidades; logran relaciones mutuamente beneficiosas con sus empresas proveedoras; es decir, actúan eficazmente escuchando y entendiendo a sus stakeholders. Muy bien por ellas y por la ejemplaridad de sus cometidos, confiamos que otras las sigan imitando.

De acuerdo a uno de los recientes criterios de Michael Porter sobre RSE, esas empresas serán parte, con seguridad, de las organizaciones que no durarán sólo veinte años más, sino que trascenderán a su tercera generación, con magníficos resultados para su accionariado y sus otros grupos de interés.

Cabe entonces preguntarse ¿por qué no ha calado aún en forma masiva la RSE, siendo, como es, un medio eficaz para logros empresariales? La respuesta no es difícil de dilucidar: no se puede masificar algo que es privilegio sólo de poca gente: principios y valores trascedentes, categoría humana, pensamiento empresarial y no del negocio fácil, autenticidad y no maquillaje, transparencia, verticalidad ética y otras características que resultan excepcionales -y hasta un poco extrañas- al léxico de la sociedad actual.

Otras preguntas, entre varias que podríamos ensayar, nos parece oportuno inquirir, y no me refiero sólo a nivel del Ecuador, sino a nivel mundial: ¿por qué no entienden el empresariado, tan preparado e inteligente, la esencia y la eficacia de la RSE? ¿Es que la RSE resulta compleja, demasiado amplia para aplicarla? ¿Tiene -aquel empresariado- una escala de valores coherente, consistente, con la dignidad de la persona humana, con el bien común? O, al contrario, ¿hay intereses egoístas, mezquinos, relacionados con una exacerbada competencia por acaparar, con soberbia y vanidad, posesiones materiales, poder ilimitado, que siempre obnubila el juicio y la recta intención de construir una verdadera empresa?

Se pueden encontrar varias explicaciones a esas inquietudes que planteamos. Una, quizás, la de mayor profundidad: la RSE podría resultar incómoda y hasta atentatoria contra el endiosamiento de parte del empresariado, pues no se trata sólo de aplicar acciones de maquillaje de imagen; no, eso es mera superficialidad, lo de fondo, lo esencial es que, al percatarse de la integralidad y amplitud de la RSE, se da cuenta que no es la organización que preside la que urge cambiar, es él mismo el que debería, con su ejemplo, mejorar la cultura organizacional, pero antes de nada: mutar sus melindrosos hábitos gerenciales –vicios-, inclusive, replantearse sus objetivos de vida, poner en orden su escala de valores.

Otra posible causa es que ha ido apareciendo la desorientación, con una cantidad de autodenominadas personas “expertas en RSE”, donde se incluyen las que asistieron a uno de aquellos cursos llamados “intensivos de RSE” o que se “bajaron” información del Internet o que leyeron una memoria de sostenibilidad y que, con un poco de ingenio, creatividad y charlatanería, han organizado su personal asesoría; por supuesto en esa gama también se incluyen miembros de la típica burocracia internacional: transitaron por un organismo internacional, algo entendieron de la RSE, escriben, sin un auténtico conocimiento de causa, sin haberse “mojado el poncho” -como decimos en la Sierra ecuatoriana-, es decir, personas de teórica pura, locuaces personajes, que absorbieron algo de la RSE pero nunca la practicaron, ni la aplicarán jamás. Siga leyendo >>>

Corrupción ¿Podremos contra ella?

. lunes, 8 de marzo de 2010
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“La perversión y la corrupción se disfrazan casi siempre de ambigüedad; por eso la ambigüedad no me gusta, ni confío en ella”

Por Roque Morán Latorre. Obrar con responsabilidad social sin acometer contra la corrupción es insólito. La tarea es ardua, peliaguda, hasta -muchas veces- decepcionante, pero no se la puede eludir. La corrupción es un monstruo con tentáculos de alcance inimaginable, se extiende a lugares y circunstancias que, en muchas ocasiones, ni nos percatamos. No nos admiremos si somos parte de ella, como culpables, cómplices o la encubrimos, de manera consciente o involuntariamente. Podemos pensar, simplona -pero implacablemente-, que la corrupción está en la otra gente, ¿pero yo… corrupto o corrupta? ¡Jamás!

Ese es el juicio regular de quien no se ha percatado que la corrupción está en la cotidianidad: cuando cruza un semáforo en color intermedio, cuando adquiere un CD pirata por menos de dos dólares; asimismo, cuando no ha pagado las licencias del software que está instalado en el computador de casa; se produce, a un nivel mayor, cuando se tiene, por ejemplo, la responsabilidad de compras de una empresa y llueven los regalos en la época navideña o, en otras épocas, se prodigan atractivos presentes que comprometen: viajes, “premios”; o también se encuentra en el profesorado que acepta un presente de su alumnado que requiere mejorar sus notas para aprobar el período.

El Global Compact, que se firmó en al año 2000, tenía, a la sazón, sólo nueve principios, el décimo, la lucha contra la corrupción, se lo generó en el 2004 y dice, textualmente, “las empresas deberán trabajar contra la corrupción en todas sus formas, incluyendo la extorsión y el soborno”. En aquella Cumbre de los Líderes del Pacto Mundial del 2000 se preconizó que el Grupo del Pacto Mundial incluiría ese décimo principio en contra de la corrupción que reflejaría el recién adoptado Convenio contra la Corrupción de las Naciones Unidas. La redacción del décimo principio, según lo acordado durante el proceso de consulta, impele a los adherentes al Pacto Mundial a sumarlo a todos las acciones de difusión e implementación.

El acogimiento del décimo principio compromete a participantes del Pacto Mundial, no sólo a evitar el soborno, la extorsión y otras formas de corrupción, sino también a desarrollar políticas y programas concretos para abordar el tema de la corrupción. Se torna imperativo que las empresas se unan a los gobiernos, a las agencias de la ONU y a la sociedad civil para crear una economía global transparente y libre de corrupción.

Una organización que dedica su esfuerzo y acciones para desenmascarar la corrupción es Transparency International, que nace en 1993, lucha contra ese monstruo de mil cabezas y trata de minimizar su impacto. “Su misión es promover los cambios que conduzcan a un mundo libre de corrupción. Se trata de una organización apolítica, que no realiza investigaciones de casos individuales, aunque en ocasiones trabaje con otras organizaciones que sí lo hacen. Publican regularmente varios índices mundiales de corrupción. También otorgan premios anuales a la integridad a aquellas personas que se hayan destacado por su lucha anticorrupción”.

Esta entidad cuenta con enemistades y gente detractora que cuestiona sus investigaciones, pues dicen que la mayor parte de sus publicaciones son efectuadas con base en percepciones y no fundamentadas en cantidades, cifras, datos, hechos tangibles y verificables. Lo cierto es que cada vez que difunden resultados de esas ‘percepciones’, arde Troya.

El Barómetro Global de la Corrupción 2009, de Transparency International (TI), trae un resumen ejecutivo, del que transcribimos algunos de sus acápites, resultado de una encuesta efectuada a 73.132 personas, en 69 países y territorios, entre octubre de 2008 y febrero de 2009:

1. Existe una preocupación creciente entre el público en general sobre la corrupción dentro del sector privado, que se trasluce en:
a. La mitad de quienes se entrevistó percibe al sector privado como corrupto, lo que representa un incremento marcado de 8% puntos porcentuales entre el 2004 y el 2009.
b. El público en general muestra una actitud crítica frente al rol que tiene el sector privado en el proceso de adopción de políticas de su país.
c. Más de la mitad de las personas encuestadas consideraba que frecuentemente se recurre al soborno para influir en políticas y reglamentaciones a favor de las compañías.
d. La corrupción es un tema que inquieta a quienes consumen.
e. La mitad de las personas entrevistadas manifestaron estar dispuestas a pagar un sobreprecio al comprar a compañías “libres de corrupción”.

2. A nivel global los partidos políticos y la administración pública son percibidos como los sectores más corruptos.

3. Los casos de soborno menor se perciben como cada vez más frecuentes en algunas partes del mundo, siendo las fuerzas policiales las receptoras más probables de los sobornos.

4. La ciudadanía común no se siente empoderada para denunciar la corrupción.

5. Se considera que los gobiernos no son efectivos en la lucha contra la corrupción; lamentablemente, esta opinión ha persistido en la mayoría de los países a través de los años.

Allende todas esas plausibles iniciativas y de las encuestas tabuladas, la discusión sobre la corrupción tiene una antigua dicotomía: ¿qué es corrupción en mayor grado, corromper o dejarse corromper? Enmudecida respuesta, porque en una sociedad en la que se opacan las virtudes humanas, personas corruptoras y corrompidas son, lastimeramente, protagonistas principales: en el ámbito de los negocios, de la política, de las ciencias, de las artes y ni siquiera el deporte se libra de ello; en un mundo donde el logro por el poder, a como dé lugar, es rutina incesante, que nos angustia, donde cunde la salvaje búsqueda de los bienes materiales, donde se mide la calidad del éxito con la vara del dinero, un mundo que destierra del léxico de los idiomas palabras como esfuerzo, sacrificio, servicio… ya lo grabó, en piedra, una mente sabia anónima: “Si no peleas contra la corrupción y la podredumbre, acabarás formando parte de ellas”. Siga leyendo >>>

Libertad y Responsabilidad

. martes, 27 de octubre de 2009
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Por Roque Morán Latorre. La búsqueda incesante del ser humano por el éxito es análoga al esfuerzo por lograr su felicidad, éste puede ser un concepto inequívoco, como éxito y felicidad podrían ser términos homónimos; mas, para cada ser humano, esas metas pueden ser distintas. ¿Qué significa entonces “éxito empresarial”? “No puede haber empresas exitosas en sociedades fracasadas” es una célebre máxima que nos invita a reflexionar, a observar con gran expectativa, si el uso de la libertad de las personas, del empresariado pequeño, del mediano y del grande, de la ciudadanía común y, sobre todo, de las y los líderes, está en clara coherencia con el ejercicio de su responsabilidad personal. La llamada responsabilidad social no es más que la realización tangible del uso de la libertad, pero con responsabilidad, que surge del ser humano privilegiado con valores trascendentes.

Si alguien logró hacer una profunda y clara analogía entre libertad y responsabilidad, fue el austríaco Viktor Emil Frankl (1905-1997), médico neurólogo, siquiatra, sobrevivió al holocausto judío; creó la Logoterapia, denominada la tercera escuela vienesa de psicología; escribió más de 30 obras, traducidas a cantidad de idiomas, diseminó cursos, conferencias y cátedra por todo el mundo y se hizo merecedor a 29 doctorados Honoris Causa por prestigiosas universidades. Su pensamiento trascendió las tendencias de sus antecesores Freud y Adler, al convertirse involuntariamente -él mismo- en un conejillo de indias de su Logoterapia y comprobar, por experiencia propia, que resultó totalmente atinada. Su vida -si es que la podemos llamar así- en los desalmados campos de concentración de Auschwitz y Dachau fue su auténtico y dramático laboratorio, nada igual, para dar forma y madurar su creación intelectual que le guió, entre muchos aspectos, hacia una certera comprensión del significado del dolor y del sufrimiento de los seres humanos y a poder explicarnos que, si bien es cierto que nuestra psicología se manifiesta por las propias vivencias pasadas, nuestro verdadero motor de vida, nuestras motivaciones, nuestra visión de futuro, nuestros objetivos del presente y del mañana, son factores determinantes en nuestra conducta personal, en el auténtico sentido de nuestra propia existencia, en nuestra razón para vivir.

Donde no existe responsabilidad la libertad es inservible. Sobre esto recuerdo haber leído, con vivo interés, la experiencia de una idealista mujer, Svetlana, ciudadana común pero de gran preparación académica y cultural –más de lo que le permitía su radical entorno social, político y económico- que sobrevivía en uno de esos países tras de la Cortina de Hierro, que soñaba con la ansiada libertad, en medio de un régimen totalitario extremo; apenas cumplidos sus treinta y cinco años de edad, fue testigo del derrumbamiento del comunismo y, por la oportunidad que le brindó la vida, pudo viajar lejos, a ejercer un trabajo seguro, bien remunerado, en uno de esos “grandes” países donde su ensueño había idealizado, como el paraíso, el ejercicio de la libertad.

Ni bien empezó su trabajo y su acercamiento, de manera paulatina, a esa sociedad, se fue percatando de las caras ocultas de la llamada libertad: codicia, desenfreno, intolerancia, hipocresía, explotación, egoísmo, superficialidad, despilfarro; tanta fue su decepción que llegó a cuestionarse si el régimen extremo en el que vivía antes sería preferible al que estaba viviendo; finalmente, tras un largo período de sufrimiento y de adaptación inteligente, sin sucumbir ante los vicios de esta cultura de “libertad”, se dio cuenta que todo dependía del buen uso de su propia libertad que sin responsabilidad todo sería tan sólo un rastrero libertinaje.

Tanto el Dr. Frankl, como Svetlana, cada quien en su respectivo andarivel, son seres que nos dejan lecciones profundas, reflexiones que nos “mueven el piso” y nos inducen a cuestionar el sistema de sociedad que, a inicios del siglo XXI, estamos viviendo.

Hablar de éxito es relativo. Cada ser humano tiene su propia concepción y calificación del éxito. Cuando hablamos de países “desarrollados”, como el que acogió a Svetlana, la mayor parte de gente podría decir que son naciones de éxito, sin embargo, la “crisis” ¿no es resultado del mal uso de la libertad en esos países? ¿Es eso acaso éxito?

La interminable discusión acerca de qué es más importante, el capital o el trabajo, la supremacía del libre mercado o del centralismo controlador a través del estado, no parece darnos luces claras, sino mostrarnos el conflicto recalcitrante de intereses personales, o de grupo. Acerca de estos temas, las obras del escocés Adam Smith (1723–1790), calificado como el fundador de la economía, filósofo y pertinaz investigador de la ciencia económica y también del comportamiento humano, defiende, como origen de la riqueza, el trabajo, pero afirma -de manera categórica- que si la virtud personal se resquebraja, ni el libre mercado ni la democracia prevalecerían.

El pensamiento de Smith afianza, entre muchos aspectos que, si no hay, antes que cualquier otra cosa, el uso inteligente de la libertad, de la responsabilidad personal, no se puede hablar de responsabilidad social. Miremos sino la formación que han recibido muchos, cientos de directivos, altos ejecutivos de grandes organizaciones, en aquellas afamadas escuelas de dirección de empresas, cursos de altas inversiones, con profesores renombrados, abarcando interesantísimos campos de enseñanza, entre los que sí se habla de ética y de valores trascendentes ¿cómo ha resultado la aplicación práctica de todas aquellas enseñanzas? ¿Fue sólo un pasar por esas aulas? ¿Fue sólo un cartón más en la colección de “diplomitis aguditis” que adolece la sociedad actual? Ese fue motivo de conversación con el director de una bien posicionada “busines school” de nuestro país cuando analizábamos la forma de evaluar los frutos de los diversos programas impartidos; el suscrito mantenía en ese entonces –y hasta ahora defiende- el punto de vista de que la forma óptima de evaluación sería palpar los frutos obtenidos, las mejoras en la sociedad ecuatoriana, aún más si la gerencia de cúpula de las más destacadas empresas de las ciudades más importantes del país, ha sido su alumnado.

¿Se puede evaluar el buen uso de la libertad?... Sólo el ejercicio de la responsabilidad puede sellar, de forma positiva e indeleble, las acciones de los seres humanos. Siga leyendo >>>

Empresa Socialmente Responsable... ¿Ser o parecer?

. domingo, 4 de octubre de 2009
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Por Roque Morán Latorre.

APARIENCIAS
Fácil es percatarse que en nuestra sociedad mucho se vive de las apariencias. Explicable esto si palpamos que hoy se valora más el poseer que el ser. Esta es una de las consecuencias de que aquellos valores, como la sinceridad y la veracidad, están opacados en un mundo donde prima la hipocresía, el afán de protagonismo y la vanidad.

En varias ocasiones una organización cazatalentos me solicita que les proporcione algún criterio para la calificación y selección de participantes finalistas en concursos para ocupar cargos de responsabilidad en sus empresas clientes. Esto me resulta interesante, hasta emocionante. Para pretender ser objetivo en mi apreciación, sigo un personal esquema que me ha resultado eficaz: primero, un análisis de su hoja de vida, luego, una revisión de las pruebas psicotécnicas y, lo que valoro -como más importante-, una profunda conversación, de aproximadamente unos cuarenta minutos de duración, donde les puedo mirar a los ojos, escuchar sus voces y les invito a que me compartan, entre varios temas, sus ideales y objetivos de vida. Una de las preguntas obligadas que les solicito responderme es “¿podría decirme algunos de los valores que usted practica?”

Las respuestas que recibo son bastante similares y contestadas a un ritmo, más o menos, rápido; pero, de repente, con toda la intención, interrumpo esa cadencia continua y les pregunto “¿me puede decir alguno de sus defectos?”. Se produce un silencio breve, de un par de segundos, tal vez tres, matizado por una actitud de incertidumbre de la persona entrevistada: “bueno, creo que… soy un poco impaciente”. Pienso en silencio, muy dentro de mí: “al fin, al fin, alguien capaz de descubrirse algún defecto”. Pero casi de manera inmediata a ese defecto desenmascarado le sigue un “es que… soy impaciente porque me gustan las cosas rápidas y bien hechas”.

Esa resulta una pequeña muestra de que para autojuzgarnos lo hacemos con demasiada generosidad, descubrimos adentro lo más florido de las cualidades pero, al intentar encontrar nuestros defectos, nos resulta una tarea más que imposible. Eso es vanidad pura y orgullo pulido. Si pensamos que las empresas son organismos vivos que tienen –guardando las proporciones- similares características que los seres humanos ¿cuán capaces son de reconocer ciertos defectos y de auto valorarse en una justa medida?

AUTENTICIDAD
Difícil lograrla. Pero quizás sí sea posible. Todo depende de cuánta sinceridad estemos en disposición de tener, de cuán capaces sean las empresas de ser genuinas. Recientemente leímos un artículo -con el que estamos de acuerdo- en el que se afirmaba que la responsabilidad social es, debería ser, voluntaria, pero que la Transparencia es obligatoria. Si venimos pregonando que ‘nadie da lo que no tiene’ ¿cómo una empresa que tiene algo que esconder, que tiene –como suele decirse- ‘rabo de paja’, puede ser transparente? A esto se suma la decisión -tal vez errada- de algunas organizaciones, de mantener un perfil bajo, rehuyendo el ‘riesgo’ de mostrarse en una vitrina de exhibición.

Me viene a la memoria una interesante conversación con el presidente de una grande empresa -que no está más en Ecuador- a quien le hicimos una comedida observación acerca de racionalizar su publicidad, autoalabanza y marketing social, por cierto, abundante y con alta inversión, con lo que estuvo de acuerdo pero, desafortunadamente, fue demasiado tarde, algunos de sus grupos de interés habían reaccionado con animadversión y fueron los detonantes para que se marchara del país.

“Ni mucho que queme al santo ni tan poco que no lo alumbre”... ¿Dónde está el punto de equilibrio en mostrarse y en cuánto mostrarse para no provocar suspicacias en los grupos de interés? La receta es simple: antes de nada, ser -de manera auténtica- socialmente responsable, dentro de casa primero y sólo entonces la estrategia de comunicación resultará sencilla, fácil y desde luego con una mínima inversión.

DAR LO QUE SE TIENE SIN SÓLO APARENTAR
La forma idónea de ser socialmente responsable es la de orientar a la organización hacia una cultura de responsabilidad social, eso sí, vivida de manera tangible desde sus líderes, procurada como eje transversal a todas las áreas de la empresa y diseminada hacia su cadena de suministro. Frecuentemente las empresas emprenden con ‘programas de responsabilidad social’, en otros casos, elaboran memorias de sostenibilidad, ambas loables pero ninguna de las dos garantiza la viviencia de una auténtica responsabilidad social.

Lo recomendable es implantar, con base en un modelo, un sistema de responsabilidad social, cuidando que éste incluya todos los elementos posibles, de una manera íntegra e integradora y todo lo demás saldrá por añadidura, como conclusión natural, espontánea, de lo actuado y practicado. Deseable es que ese modelo implantado pueda ser verificado por cualquiera de los stakeholders de la organización, óptimo –pero no indispensable- es que pueda darse una auditoría de tercera parte, con alguien idóneo y no, como alguna empresa lo hace, con la misma persona o asesoría que le ayudó a elaborar su memoria de sostenibilidad o, igual de desacertado y anti ético, verificado por alguien sin el respaldo de experiencia y de conocimiento, allí sí, indispensables.

LÍDER SEGÚN FRANKL Y JASPERS
Implantar un cultura se responsabilidad social podría estar vedado para algunas empresas pues en la mente de sus líderes correspondientes no está arraigado un bagaje de principios y de valores. Eso es categórico. Reflexionemos brevemente en el pensamiento acerca de lo que significa ser líder, primero, del psiquiatra austríaco Viktor E. Frankl: “líder es el que empuja a los demás a elevar el concepto de su propia identidad y a reflexionar sobre el contenido que pueden dar a sus vidas” y, la de un filósofo, y también psiquiatra, el alemán Karl Jaspers: “a interiorizar desafíos, a ser más humanos, más éticos, más libres, a elevarse por encima de sus preocupaciones, en una palabra… a autotrascenderse”. Ése es el liderazgo idóneo para la responsabilidad social, para no sólo parecer sino para ser, con autenticidad, con fundamentos arraigados en cimientos profundos, que conduzcan a una organización a convertirse en socialmente responsable. Siga leyendo >>>

'Caritas In Veritate', una encíclica social

. lunes, 7 de septiembre de 2009
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Por Roque Morán Latorre.

ENCÍCLICAS

Son cartas solemnes sobre asuntos de la Iglesia, o de la doctrina católica, escritas por el Papa a los obispos y a fieles de la fe católica de todo el mundo. Se originan en las epístolas del Nuevo Testamento y se consideran los documentos más importantes que escribe el Pontífice. Suelen estar redactadas en latín, lengua oficial de la Santa Sede, y son traducidas a los principales idiomas del mundo; su título corresponde a las primeras palabras de cada documento. La primera encíclica de la historia de la Iglesia fue escrita en 1766 por el Papa Benedicto XIV.

ENCÍCLICAS SOCIALES
Desde el siglo XIX, hay varias relativas a la temática social: la "Rerum Novarum", por el Papa León XIII, publicada en 1891, "Quadragesimo Anno" (1931) de Pio XI, "Mater et Magistra" (1961) de Juan XXIII, "Populorum Progressio" del Papa Pablo VI, promulgada el 26 de marzo de 1967, “Sollicitudi Rei Socialis”, de Juan Pablo II, dada en Roma el 30 de diciembre de 1987 y, por último, “Caritas In Veritate”, publicada en Roma, el 29 de junio del año 2009. Los contenidos tratados con gran profundidad, tienen cimientos fundidos en las enseñanzas de Jesucristo: justicia, libertad, verdad, amor, bien común, dignidad humana, solidaridad, subsidiaridad; lo que, quizás, marca la diferencia es que, cada una de ellas, está escrita en el contexto de su propio tiempo, en sus propias circunstancias sociales, políticas, jurídicas y económicas; sin embargo, todos estos escritos se aplican misteriosamente a cualquier tiempo. Constituyen una fuente, una auténtica brújula, que marca el rumbo de hacia dónde debería enfilar la humanidad y cómo enfrentar los vientos huracanados de los tiempos.

CARATERÍSTICAS DE LA CARITAS IN VERITATE
Su estructura tiene una Introducción y seis capítulos. Enfrenta y trata indiscutibles realidades de nuestra época, tan vapuleada por el apocamiento de los valores trascendentes, por la mal aplicada globalización, por la afectación inmisericorde del medio ambiente, por la distribución inequitativa de la riqueza, por la explotación de los recursos naturales, por el desprecio a la vida de las personas, por tantos otros factores que nos han conducido a la crisis económica y a la degradación del planeta en muchos aspectos. Constituye una auténtica lección de Responsabilidad Social, sin embargo de su profundidad cristiana, quienes no practican esta religión, e inclusive, para quienes son agnósticos, podrán encontrar en ella una fuente inagotable de inspiración y de férreo fundamento para la RS, pues trata sobre el desarrollo humano integral en la caridad y en la verdad.

EXTRACTOS DE CADA PARTE
Pretender elaborar un buen resumen comunicaría poco; por eso sólo expondré citas textuales de cada uno de sus componentes.

INTRODUCCIÓN
“Sin verdad, la caridad cae en mero sentimentalismo. (…) El desarrollo humano integral supone la libertad responsable de la persona y los pueblos: ninguna estructura puede garantizar dicho desarrollo desde fuera y por encima de la responsabilidad humana”.

CAPÍTULO PRIMERO
“La ganancia es útil si, como medio, se orienta a un fin que le dé un sentido, tanto en el modo de adquirirla como de utilizarla. El objetivo exclusivo del beneficio, cuando es obtenido mal y sin el bien común como fin último, corre el riesgo de destruir riqueza y crear pobreza.”.

CAPÍTULO SEGUNDO: EL DESARROLLO HUMANO EN NUESTRO TIEMPO
“Sin embargo, se ha de reconocer que el desarrollo económico mismo ha estado, y lo está aún, aquejado por desviaciones y problemas dramáticos, que la crisis actual ha puesto todavía más de manifiesto. Ésta nos pone improrrogablemente ante decisiones que afectan cada vez más al destino mismo del hombre, el cual, por lo demás, no puede prescindir de su naturaleza”.

CAPÍTULO TERCERO: FRATERNIDAD, DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIEDAD CIVIL
“Si hay confianza recíproca y generalizada, el mercado es la institución económica que permite el encuentro entre las personas, como agentes económicos que utilizan el contrato como norma de sus relaciones y que intercambian bienes y servicios de consumo para satisfacer sus necesidades y deseos. El mercado está sujeto a los principios de la llamada justicia conmutativa, que regula precisamente la relación entre dar y recibir entre iguales”.

CAPÍTULO CUARTO: DESARROLLO DE LOS PUEBLOS, DERECHOS Y DEBERES, AMBIENTE
“En la actualidad, muchos pretenden pensar que no deben nada a nadie, si no es a sí mismos. Piensan que sólo son titulares de derechos y con frecuencia les cuesta madurar en su responsabilidad respecto al desarrollo integral propio y ajeno. Por ello, es importante urgir una nueva reflexión sobre los deberes que los derechos presuponen, y sin los cuales éstos se convierten en algo arbitrario. El tema del desarrollo está también muy unido hoy a los deberes que nacen de la relación del hombre con el ambiente natural. Éste es un don de Dios para todos, y su uso representa para nosotros una responsabilidad para con los pobres, las generaciones futuras y toda la humanidad”.

CAPÍTULO QUINTO: LA COLABORACIÓN DE LA FAMILIA HUMANA
“Hoy la humanidad aparece mucho más interactiva que antes: esa mayor vecindad debe transformarse en verdadera comunión. El desarrollo de los pueblos depende sobre todo de que se reconozcan como parte de una sola familia, que colabora con verdadera comunión y está integrada por seres que no viven simplemente uno junto al otro”.

CAPÍTULO SEXTO: EL DESARROLLO DE LOS PUEBLOS Y LA TÉCNICA
“La técnica permite dominar la materia, reducir los riesgos, ahorrar esfuerzos, mejorar las condiciones de vida. Responde a la misma vocación del trabajo humano: en la técnica, vista como una obra del propio talento, el hombre se reconoce a sí mismo y realiza su propia humanidad”.
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El condón y la Responsabilidad Social

. sábado, 25 de abril de 2009
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Por Roque Morán Latorre. La siguiente es una carta que envía un sacerdote católico a un caricaturista de uno de los diarios de mi país. Si ustedes la revisan descubrirán, en su totalidad, elementos que se vinculan naturalmente con el ideal de la responsabilidad social.

Guayaquil, 20 de marzo de 2009

Muy estimado Bonil:

Le admiro como humorista; no me da empacho decirlo. Le escribo con la autoridad que me proporciona ser un sacerdote que visita todas las mañanas de todos los viernes a los pacientes de VIH-sida en el Hospital de Infectología. Voy siempre con un equipo de voluntarios y voluntarias de La Casa de la Vida. No sólo le escribo como un apóstol de mis enfermos, sino como simple hombre culto (soy abogado y sacerdote, con 10 años de estudios en tres universidades españolas). Estoy completamente en contacto con todo lo que sucede. Me muevo en el Internet como un pez en el agua. Le digo esto, porque a veces la gente piensa que los curas vivimos en otro planeta.

He visto el chiste de hoy sobre el Papa y el criterio de la Iglesia Católica sobre la ineficacia del preservativo para combatir el sida. Estimado Bonil: El Papa puede decir que dos por dos con cuatro. Pero esta verdad no deja de ser una verdad científica, sino que sigue siendo una verdad matemática, aunque la afirme un religioso.

Dejemos aparte – sólo por método, para poder dirigirme a usted, con total independencia de sus creencias: no sé nada de su religión, ni siquiera sé si cree en Dios o no… da lo mismo para el caso- los motivos morales por los cuales la Iglesia católica se opone al uso del preservativo para combatir la pendemia del sida. El Papa ha afirmado algo que es puramente científico: el uso del preservativo, lejos de impedir la propagación del sida, en definitiva, la acrecienta y aumenta.

Tome usted un microscopio. Ponga un preservativo de látex. Mida las microscópicas perforaciones que tiene el látex. Apunte en una libreta las milimicras que posee cualquiera de las perforaciones. Ahora, coja un virus del sida. Póngalo en el microscopio. Mídalo. Ahora compare las dos medidas: la ciencia de hoy afirma que el virus del sida es 450 veces más pequeño que el espermatozoide. Si bien, los espermatozoides no atraviesan las perforaciones del preservativo, por supuesto, claro que los virus del sida lo hacen.

Por otra parte, hemos de reconocer que la masiva difusión del preservativo, no determina una disminución del número de relaciones sexuales, sino, por lo contrario las facilita, las estimula, las incentiva.

Sepa, además, mi estimado Bonil, que tras la difusión masiva del preservativo hay toda una industria con gigantescos intereses económicos, todo un capitalismo….; y, lo peor, ellos saben que el preservativo no preserva de nada, y que, como dice el Papa, aumenta la pandemia (por la dos razones científicas que antes le he expuesto: matemática: dimensión de las perforaciones y estadística: constatación descripción y expresión numérica de los fenómenos sociales); y sin embargo, son tan criminales y tan genocidas, que por forrarse los bolsillos de dólares, empujan al mundo entero a la peor pandemia de la historia (tengo una colección de 5 DVD, sobre el tema). La irresponsabilidad de las autoridades de salud del mundo entero, y también, por supuesto, de Ecuador, es espantosa. Tras esa irresponsabilidad, o está una tercermundista ignorancia o una tercermundista corrupción… Ellos viven del tópico, de lo que se dice, de los parámetros que difunde el Sistema social en el que lamentablemente estamos inmersos. Todos ellos tendrán que dar cuenta a Dios – no me fío nada de los ‘juicios de la Historia’, que son para morirse de risa – de la criminal irresponsabilidad con la que difunden en nuestro ambiente el uso del preservativo, con la consiguiente incentivación de las relaciones sexuales realizadas con la ‘ruleta rusa’ del preservativo. No por motivos religiosos, sino por simples razones de salud pública, la autoridad gubernamental debería informar a las gentes los peligros que comporta el uso del preservativo… Algo así como se hace con la campaña de difusión de al estrecha relación que hay entre el tabaco y el cáncer…

Para terminar: son innumerables los y las pacientes de sida que cuando yo les he preguntado - claro, con toda mi intención - si usaron ‘protección’… Me miran con profunda tristeza y con una sonrisa cargada de odio e ironía me dicen: “Padrecito, el preservativo no sirve para nada…” Le invito un viernes a visitar conmigo a ‘mis’ enfermitos de sida – hoy mismo he estado con ellos – y luego me dirá si se atreve a hacer, querido Bonil, un chiste sobre la relación que hay entre difusión del preservativo y el avance de la pandemia del sida… Venga, le recibiremos llenos de cariño en nuestro equipo… Venga, y verá cómo los enfermitos están equivocados – sí: están equivocados - cuando dicen que no sirve para nada: ¡Claro que sirve!, y muchísimo: para contagiarse ellos del sida; y sirve, sobre todo, para que muchos millonarios del primer mundo y del tercero, ganen más euros y dólares a costa de los millones de enfermos de sida que se fiaron del preservativo.

Además, mi querido amigo: no sé si usted es casado, no sé si tiene hijas… pero si un chico le dice a usted, que va a tener relaciones con su señorita hija, no creo que usted le diga: “¡Ok; pero con preservativo!” Me imagino que, como padre digno que supongo será, le dirá al chico de turno: “Amigo, usted a mi hija no me la toca, hasta que sea su esposa, después de haberse casado con ella, como Dios manda… Mientras, ni con preservativo, ni sin preservativo”…

Y esto es lo que la Iglesia afirma como el mejor y único camino para preservar al mundo del sida… y de muchos otros males, tales como los hijos sin hogar… En esto, supongo que usted coincide con Dios y la Iglesia… Con mi respeto y mi afecto.

Padre Paulino Toral Siga leyendo >>>

Eso que llaman "crisis"

. miércoles, 25 de marzo de 2009
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Por Roque Morán Latorre. La definición de “crisis”, que trae el diccionario de la Real Academia Española en su vigésima primera edición, es la “mutación considerable que acaece en una enfermedad, ya sea para mejorarse, ya para agravarse el enfermo”. Hay, allí mismo, más acepciones, otra, especialmente, que viene oportuna al tema que hoy nos ocupa, es la de “escasez, carestía”.

Me enfoco en mi país Ecuador. Lo de la tal “crisis” es tan sólo un epígrafe, un remoquete. El Ecuador ha vivido esta crisis –tal vez, no tan drástica como ahora- pero desde que tengo uso de razón: crisis en lo político, crisis en lo social y crisis en lo económico y… ¿qué ha sucedido? Nada, el país está incólume, continúa henchido de riqueza -mal repartida, por supuesto-.

Demostración de aquello es el cuestionamiento que un empresario -auténtico empresario, no un hombre de negocios- les hizo a sus colegas, en una reunión del directorio de un importante gremio de mi ciudad: “ustedes se quejan tanto de esta crisis, echan la culpa a todos, pero no reflexionan sobre su propia conducta… díganme ¿quién de ustedes está más pobre que hace 15 años?” Me contó que hubo unos breves segundos de sepulcral silencio, se percibió una atmósfera de vergüenza, pero, inmediatamente salieron las justificaciones y las sinrazones: es que el gobierno, es que los factores externos, es que, es que, es que… Bueno, como podrán imaginar, este empresario no constó en la terna para la elección del siguiente directorio.

Ecuador, tan pequeño, es una tierra maravillosa en innumerables aspectos: podemos descender, en menos de seis horas, del majestuoso volcán Cotopaxi, a casi seis mil metros de altitud, con nieves eternas, hasta las playas del cálido mar de la población de Esmeraldas; viajando desde la capital, en dos cortas horas, hacia el verde oriente, podemos adentrarnos en paradisíacos parajes; si se acabara el petróleo, tenemos banano, si no cultiváramos flores, poseemos camarones; cosechamos café, cacao, maíz, papa, trigo, cebada, arroz; nos beneficiamos con exóticas flores tropicales para exportación, escondemos inexplotadas minas de cobre, de oro; como si todo eso fuera poco, nuestras son las islas Galápagos, inigualable patrimonio natural de la humanidad.

El resultado de esta generosa abundancia de recursos naturales ha sido, por supuesto la generación de mucha riqueza. Lo lastimero, insisto, una riqueza muy mal distribuida: la gente pobre sigue más pobre. ¿Por qué, cuando hay crisis, a quien más afecta es, precisamente, a quien menos tiene? Porque las crisis son el resultado de un sinuoso proceso, donde se combinan –rastreramente- el materialismo salvaje con la ausencia de valores trascendentes. En ese comportamiento el fin último es la consecución, a mansalva, de las utilidades económicas, que no tiene miramientos, allí ¿qué importan la dignidad humana, el bien común, la solidaridad?
Se entenderá mejor que, a eso que llaman ‘crisis’, acá en Ecuador ya la hemos vivido, más aún, nunca hemos dejado de vivirla.

Quiero parafrasear algo del capítulo séptimo del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia: “La relación entre moral y economía es necesaria e intrínseca: actividad económica y comportamiento moral se compenetran íntimamente. La necesaria distinción entre moral y economía no comporta una separación entre los dos ámbitos, sino al contrario, una reciprocidad importante”.

Penosamente la moral puede ser una, para ciertos personajes, y otra, para el resto. Una acto humano tiene dos componentes: su fin y los medios para alcanzarlo; de allí que, si el fin es bueno, pero los medios utilizados no lo son, ese acto humano debe calificarse como inmoral. La búsqueda de la riqueza es buena, desde luego, pero si se la logra con base en la explotación de la gente, con base en ingeniarse sistemas construidos con oscuros cimientos, que sólo benefician a unas pocas personas, en desmedro del bien común, ese acto es inmoral. Entonces la causa de las crisis es la inmoralidad.

No quisiera dejar la sensación de pesimismo, todo lo contrario ¡debemos ser optimistas! Siempre hay esperanza. ¿Podemos mejorar las cosas?, Sí, que podemos ¿Podemos salir de la crisis? Sí, podemos. ¿Cuánto nos tomará? El tiempo que sea necesario para entender que, el bien de los demás, es el mejor negocio para las empresas y para el empresariado, para personas gobernantes y para las gobernadas.
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ENCUESTA RELACIONADA: ¿Cree que afectará la crisis económica actual a la RSC? Siga leyendo >>>

Foros Mundiales Económico y Social... Irónica confrontación

. martes, 3 de marzo de 2009
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“La dimensión moral de la economía hace entender que la eficiencia económica y la promoción de un desarrollo solidario de la humanidad son finalidades estrechamente vinculadas, más que separadas o alternativas”


Por Roque Morán Latorre

ENTELEQUIA VAPULEADA

Tal parece que Aristóteles, filósofo griego (384-322 años AC), nos conduce –menos lejos que por la filosofía- por la ruta del sentido común. Él definió la ‘entelequia’, extrayendo uno de sus componentes, como ‘un trabajo activo hacia la consecución de un fin, intrínseco a la misma cosa’. Apliquemos este concepto a los dos Foros Mundiales y analicemos sus inexplicables desacuerdos. La economía está definida como ‘una ciencia social que estudia las relaciones –precisamente- sociales, que tienen que ver con los procesos de producción, intercambio, distribución y consumo de bienes y servicios, entendidos estos como medios de satisfacción de necesidades humanas y resultado individual y colectivo de la sociedad’. Este concepto nos exime de justificar nuestra infausta sorpresa al mirar cómo, este par de foros mundiales, estas dos iniciativas humanas, de trascendente importancia -cuyas razones de existir deberían tener una espontánea y natural convergencia-, puedan actuar de manera tan separada y disonante. Ambos foros, acaecidos a fines de enero de este año 2009, nos dejan el sinsabor amargo del desconcierto: el uno, en la búsqueda de enfrentar la crisis propone ‘refundar el capitalismo’ y, el otro, confrontarlo a como de lugar.

QUÉ SON ESTOS FOROS

El Foro Económico Mundial tiene treinta y ocho años de vida. Su impulsador fue el profesor de Administración Klaus Schwam, de la Universidad de Ginebra que convocó, por primera vez, en 1971, a importantes líderes empresariales para analizar las prácticas económicas. Durante diez y seis años se llamó Foro Europeo de Administración y en 1987 cambió su nombre al actual. Uno de los logros más destacados de este foro fue el de generar el Pacto Global, en 1999, posta que la tomó el anterior secretario de la Naciones Unidas, Kofi Annan, para incentivar que en el 2000 se firme dicho pacto, con nueve principios que fueron completados después, en el 2004, con el décimo principio, el de la lucha anticorrupción.

El Foro Social Mundial es de reciente creación, tan sólo tiene nueve años. Exponemos, de manera textual, ideas que se publicaron acerca del origen de este, luego del VI Foro Social Mundial efectuado en Venezuela, en el año 2006: ‘Desde su arrancada en enero de 2001, el Foro Social Mundial fue concebido como la contraparte al Foro Económico Mundial, de ahí que deba realizarse de manera simultánea, y en una nación del Tercer Mundo, por su profundo simbolismo. La idea de crear un foro de reflexión y debate entre amplios movimientos y actores sociales surgió a raíz de las protestas masivas antiglobalización que estremecieron a Estados Unidos y Europa en 2000 contra los dictámenes del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, que rigen los destinos de la economía global’.

ALGUNAS CONCLUSIONES DEL FEM 2009

‘El nuevo reporte identifica como riesgos principales el descenso de la economía china, el colapso de los commodities, el cambio climático y problemas de gobernabilidad. Sheana Tambourgi, Director del Global Risk Network at the World Economic Forum, dijo: "El Reporte de Riesgos Globales 2009 se basa en el trabajo de años anteriores y pone de relieve la necesidad de una acción concertada para mitigar los riesgos que ahora más que nunca son globales en su naturaleza y en su impacto, como lo demuestra la crisis financiera. Pero lo mismo es cierto para otras áreas de riesgo, los riesgos mundiales requieren una respuesta multisectorial y no pueden ser abordados en forma aislada". El informe 2009 predice que el gasto público en masa, para apoyar a las instituciones financieras, es una amenaza para la ya precaria situación fiscal en países como los EE.UU., Reino Unido, Francia, Italia, España y Australia. Es peligroso hacer frente a las preocupaciones inmediatas, sin poner remedio a las causas profundas de los problemas. Es sembrar las semillas de otras crisis cuyo impacto puede no ser inmediato, pero que puede ser grave en el futuro. Los EE.UU., por ejemplo, tienen actualmente un déficit equivalente al 4,6% de su PIB’.

ALGUNAS CONCLUSIONES DEL FSM 2009

En recalcitrante contraposición, en el otro foro mundial, en el Social, aparecieron como principales protagonistas los mandatarios de Venezuela, Ecuador, Brasil, Paraguay y Bolivia, sumándose reconocidos dirigentes de radicalistas agrupaciones sociales, obtuvieron conclusiones, con plazos y fechas: "Desde el 28 de marzo tendrán lugar acciones globales para exigir un cambio radical en el equilibrio global del poder político. Para ese día hay un llamado global a manifestarse por las víctimas de la crisis y por políticas sociales para enfrentarla. En la tercera semana de marzo se convocó a la Cumbre Mundial por el Derecho al Agua para contestar al Foro del Agua organizado por multinacionales en Estambul, Turquía. Las organizaciones acordaron iniciar una campaña de boicot comercial a Israel que incluya además revisar convenios y tratados por parte de los países que los mantengan. El punto alto de esta campaña será el 30 de marzo, Día de la Tierra Palestina, fecha en que se demandará la finalización de los ataques contra la franja de Gaza. El 1 y el 2 de abril habrá manifestaciones en todo el mundo en oportunidad del encuentro del G20. El 4 abril se realizará una gran concentración en rechazo a la celebración de los 60 años de la OTAN Organización del Tratado del Atlántico Norte en Estrasburgo. A esto debe sumarse la acción de repudio a la reunión del G8 en Italia. Además, las organizaciones indígenas convocaron para el 12 de octubre a una movilización global contra la mercantilización de la vida y para defender la tierra. Por último, se convocó para la Cumbre mundial de movimientos en ocasión del encuentro de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático".

¿QUIÉN TIENE LA RAZÓN

Penosamente, vemos cómo ambos afanes están concentrados sólo hacia los intereses de sus grupos representados sin, al menos, tratar de escuchar -peor entender- razones y circunstancias de la otra parte. ¿Cómo nos explicamos que una organización, con más de treinta años de existencia, con un poder inimaginable, durante todas esas décadas, tras haber generado una riqueza opulenta, no haya sido capaz de solucionar -quizás paliar en algo- el tema de la pobreza? ¿Y cómo, el otro foro -llamado ‘social’-, tiene espíritu vengativo, con desbordamientos de amargura, de resentimiento, hasta de odio? Simplemente, como conclusión, dejamos las palabras de Tony Blair, uno de los más destacados protagonistas del FEM 2009, ante la crisis mundial existente: “pregúntenle a los expertos lo que hay que hacer y, la repuesta más honesta es: no lo sé”.

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Aspectos de fondo y de forma: cómo analizar la legitimidad de una memoria de sostenibilidad

. viernes, 26 de diciembre de 2008
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Por Roque Morán Latorre. La autoridad del GRI, específicamente Ernst Ligteringen, su CEO, ha sido muy claro en expresar, en repetidas ocasiones, que el GRI, al calificar las memorias de sostenibilidad, sólo se limita a certificar que una memoria ha cubierto los indicadores y protocolos de su Guía G3. Esto quiere decir que, en nada, hay una constatación de que lo que se dice en dicha memoria es fidedigno; tampoco existe una comprobación del GRI de que la empresa verificadora ha cumplido con ciertos requisitos, en caso de que haya habido una verificación externa de dicha memoria.
En mi país –Ecuador- hay un dicho, traído oportunamente para lo que nos estamos refiriendo: “creada la ley hecha la trampa”, a esto lo acompaña un calificativo, para tildar a quienes se aprovechan de las circunstancias para obtener provecho propio: “viveza criolla”. Con mucho pesar constato que estos elementos lo han utilizado algunas organizaciones para sus memorias de sostenibilidad.
Y es que no basta la publicación de una Memoria de Sostenibilidad para pretender decir que una empresa es transparente o socialmente responsable. Ni siquiera basta lograr una calificación del GRI. La publicación de una Memoria de Sostenibilidad, bajo la Guía G3, del Global Reporting Initiative, no debería ser manipulada para maquillar la imagen de una empresa sino para traslucir su verdadera operación, sin tener que utilizar rimbombantes artificios gráficos, ni retórica intrascendente, ni otros elementos que –éticamente- resultan cuestionables.
Tengo en mi mesa de trabajo seis memorias de sostenibilidad de empresas ecuatorianas y otra de una multinacional que labora en Ecuador, todas estas afirman haber sido construidas bajo los lineamientos de la guía G3 del GRI. Sin embargo de la satisfacción que ocasiona la publicación de estas memorias, que deberían reflejar el avance de la auténtica responsabilidad social en Ecuador, me conmociona una gran inquietud al constatar que, de algunas de ellas, sin embargo de su alta calificación del GRI, dudo de su veracidad, por lo que pretendo en este artículo exhibir unas pocas pinceladas que podrían guiar a quien lea que se encuentre ante la oportunidad de comparar cuál de las memorias de sostenibilidad es auténtica, cuál vale la pena, cuál es la confiable y veraz.


Lo de fondo: una lección de Aristóteles en el siglo IV AC

El pasado 16 de octubre de 2008 el IESE compendió en un artículo el informe de sus profesores Brian O'Connor Leggett y Josep Maria Rosanas, con el título “El arte de la persuasión en tiempos de incertidumbre”, donde, precisamente, se profundiza en el análisis del uso de herramientas de comunicación en el proceso de la gestión empresarial. Esto se relaciona perfectamente con la publicación de las llamadas memorias de sostenibilidad. Para los autores -dice el IESE- la base de una comunicación eficaz es la estructura tridimensional de la retórica de Aristóteles, que la transcribo, casi, de manera textual:
1. EL ETHOS (ÉTICA, CREDIBILIDAD), se refiere a la personalidad de quien comunica y es tal vez el más importante de los tres elementos. El propio Aristóteles era consciente de la tentación de abusar del proceso retórico cuando hay falta de ethos. Basó su idea del ethos en su creencia de que la verdad y la justicia siempre prevalecerán sobre la maldad. Creía que lo que era cierto y mejor era más fácil de demostrar y tenía más probabilidades de convencer.
2. EL PATHOS (EMPATÍA, SINERGIA), el segundo de estos elementos, se refiere al uso eficaz de la psicología de la audiencia. El pathos puede ser visto como la capacidad de conducir a la audiencia al estado emocional deseado. Consiste en conectar emocionalmente con la audiencia de modo que acepte nuestro mensaje.
3. EL LOGOS (COMPRENSIÓN Y ACEPTACIÓN), este tercer elemento se basa en la lógica inductiva y deductiva. En el logos, inventamos los argumentos para lograr el consentimiento de la audiencia y para defender nuestras ideas.
Aristóteles, hace 2400 años, deja sentados estos principios sobre los que una memoria de sostenibilidad debería ser elaborada. Esto, como un aspecto de fondo, que es aconsejable analizar cuando se realiza una memoria de sostenibilidad.


Lo de forma: diez (10) aspectos fundamentales que develarían la legitimidad de una memoria de sostenibilidad

1. ¿Fue una alta gerencia, o una autoridad de cúpula, quien lideró directamente, sin delegaciones, el proceso para la elaboración de la Memoria de Sostenibilidad?
2. ¿Estuvo profundamente involucrada, esa autoridad, en la constatación de que los datos, cifras y hechos, fueran totalmente fidedignos?
3. ¿La consultoría, o la empresa consultora -si la hubo-, para guiar la elaboración de la Memoria de Sostenibilidad, fue DISTINTA a la que efectuó la verificación externa?
4. ¿De la empresa verificadora: se constató -de manera objetiva- su prestigio y autoridad, logrados con base en una probada trayectoria de experiencia en la verificación de MDS y de su conocimiento profundo en el tema?
5. ¿Se prefirió dar preponderancia a la opinión y calificación de los stakeholders de la empresa, antes que a la autoalabanza de la Dirección de la misma empresa?
6. ¿En la Memoria de Sostenibilidad publicada prevalecen cifras, datos y hechos más que fotografías y lindos mensajes con estudiada retórica?
7. ¿Se puede asegurar que las políticas, procesos y acciones que condujeron al resultado de esa Memoria de Sostenibilidad, tienen la sostenibilidad indispensable para garantizar su permanencia en el tiempo?
8. ¿Se involucró, periódicamente, durante el proceso de elaboración de la MDS, a todo el staff directivo de la empresa, para intentar cubrir brechas que permitan un mejoramiento continuo de su RSE?
9. ¿Se involucró también al Directorio de la empresa, aunque tan sólo haya sido al inicio y al final del proceso?
10.¿Se incluyeron en la MDS todos los indicadores, sin embargo de que alguno de ellos podría ser ocasión de crítica adversa por parte de los stakeholders?
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El significado escondido de la crisis económica mundial

. martes, 9 de diciembre de 2008
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Por Roque Morán Latorre.

SE DERRUMBA UN CASTILLO DE NAIPES

La caída del muro de Berlín, aquel jueves 9 de noviembre de 1989, no sólo fue el cataclismo de una pared de piedra y cemento. Fue la metáfora del fracaso estrepitoso de una ideología, de un modelo económico, irónicamente solapado bajo el nombre de la libertad. Hoy, enero de 2009, aún en la primera década del siglo 21 ¿estaremos asistiendo a un similar fracaso?... Esta vez ¿al de la caída del capitalismo salvaje, de la civilización del consumismo a mansalva? Tal vez así sea. El escándalo de la avalancha económica mundial, en un mundo donde la valoración de los seres humanos se debate en la dicotomía del ser o del poseer, donde –supuestamente- gana el “poseer”, ha provocado el desmoronamiento de un castillo de naipes pero… ¿a qué costo? No resulta fácil pronunciar la cantidad de miles de miles de millones de dólares –y de euros- que varias regiones del planeta han apostado para los salvatajes bancarios y de la Bolsa. Sólo cabe preguntarse ¿quién pagará, a quién se le cobrará, toda esa impronunciable cantidad de dinero? Se percibe en el ambiente un hedor de anti ética, de hipocresía, de un malhadado encubrimiento a una era oscura donde lo que menos ha primado es la responsabilidad social.

LA GLOBALIZACIÓN Y LA CRISIS

“Globalización” es un término utilizado generalmente en el ámbito económico y con finalidades de comercialización. Hay quien lo preconiza como “mundialización”, –dice- para no utilizar un anglicismo. De cualquiera de las dos formas, la globalización es un tema acuñado, que quien sea entiende, en el ámbito de los negocios, con el decepcionante espejismo de las “fronteras abiertas” y la fallida concesión de oportunidades, especialmente, para aquellos países en vías de desarrollo, que intentaron expandir sus mercados hacia latitudes diversas, acciones muy orientadas, sobre todo, a los poblados gigantes, como Norteamérica, Europa y Asia. A través de la experiencia vivida por el mundo durante estos años, en esta temática, podría deducirse, con poquísimas excepciones, que esto resultó sólo una quimera, un grotesco desencanto, que no deja de mostrarnos realidades lacerantes, desde luego, emplazadas hacia quienes menos tienen que fincaron sus ilusiones en tan vacío cometido. Irónico, por expresarlo comedidamente: mientras los países en vías de desarrollo miraron con esperanzador optimismo esta oportunidad, en los países ‘clientes’ se irradiaron acciones que contradicen escandalosamente el original sentido de la globalización o… ¿siempre vivimos en el engaño? Estas acciones hieren frontal y gravemente a la responsabilidad social, en todo su vasto espectro, muestran la otra cara -¿la verdadera?- de la globalización, que deshumaniza al planeta, torna dudosa la intención, devela la falta de autenticidad con la que se procede, cuando se habla de una manera y se actúa de otra muy distinta.

RSC: LA CARA HUMANA DE LA GLOBALIZACIÓN

La RSC debería haber sido la cara humana de la globalización, en el supuesto -difícilmente consentido- de que haya existido una migaja de RSC en ella. Pensar en favor del ser humano, actuar en su mejoramiento y protección, se ha convertido sólo en una vana retórica, usada para aparentar, pero sin respaldo moral alguno. Reflexionando en aquello, basándonos en los aspectos conocidos como la “Triple Bottom Line”, o la línea triple de fondo para la sostenibilidad, que, entre varios, también se lo fundamenta en uno de los tantos Índices Dow Jones –precisamente- el de Sostenibilidad, que contempla las dimensiones económica, medio ambiental y social, podemos percatarnos, a las claras, que no ha habido legitimidad pues, de qué dimensión social estamos hablando, si se ha actuado inmisericordemente contra pobres inmigrantes, tratándoles como criminales, se ha implantado protecciones arancelarias para favorecer paternalismos tradicionales con ciertas colonias, castigando la libre competencia, se ha escandalizado los atentados contra el medio ambiente, en irónico contraste con la falta, por ejemplo -entre tantos otros-, del cuidado y transparencia en la eliminación de desechos radiactivos provenientes de la utilización de la energía atómica.

CÓMO VEN EL FUTURO LAS MENTES EXPERTAS

De acuerdo a las personas llamadas expertas “el miedo está ganando a la economía mundial” (Juan Francisco Raffo, en la reunión de la APEC). Patricio Peña, titular de la Bolsa de Valores de Quito, opinó: “la crisis financiera internacional, y en particular la estadounidense, afectará a Ecuador, sobre todo a sus exportaciones, a la recepción de remesas de emigrantes e incluso al empleo… somos un país que exporta significativamente a los Estados Unidos; cerca del 50 por ciento de las exportaciones ecuatorianas van a ese mercado”. Realismo o pesimismo, las circunstancias no son halagadoras, mucha gente opina que aún no, ni de lejos, hemos empezado a sentir las consecuencias de la crisis.

LA RSC UN MODELO DE GESTIÓN ANTE LA CRISIS

No se pueden dar recetas. Somos testigos con estoicismo e impotencia de lo que le ha pasado al mundo con dos de esas ‘fantásticas recetas’. Merece una profunda reflexión el siguiente párrafo: « El tener más, lo mismo para los pueblos que para las personas, no es el último fin. Todo crecimiento es ambivalente. La búsqueda exclusiva del poseer se convierte en un obstáculo para el crecimiento del ser y se opone a su verdadera grandeza; para las naciones como para las personas, la avaricia es la forma más evidente de un subdesarrollo moral » Para concluir, he aquí, al menos parte, de una explicación de lo que nos ha sucedido. Al mundo lo está destruyendo la misma raza humana, quienes llamanos ‘reyes de la creación’, nos hemos convertido en implacables verdugos de nuestro propio futuro. Es tiempo de bogar por la autenticidad, por la legitimidad, de entender, procesar y aplicar la responsabilidad social.
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