El significado escondido de la crisis económica mundial

. martes, 9 de diciembre de 2008

Por Roque Morán Latorre.

SE DERRUMBA UN CASTILLO DE NAIPES

La caída del muro de Berlín, aquel jueves 9 de noviembre de 1989, no sólo fue el cataclismo de una pared de piedra y cemento. Fue la metáfora del fracaso estrepitoso de una ideología, de un modelo económico, irónicamente solapado bajo el nombre de la libertad. Hoy, enero de 2009, aún en la primera década del siglo 21 ¿estaremos asistiendo a un similar fracaso?... Esta vez ¿al de la caída del capitalismo salvaje, de la civilización del consumismo a mansalva? Tal vez así sea. El escándalo de la avalancha económica mundial, en un mundo donde la valoración de los seres humanos se debate en la dicotomía del ser o del poseer, donde –supuestamente- gana el “poseer”, ha provocado el desmoronamiento de un castillo de naipes pero… ¿a qué costo? No resulta fácil pronunciar la cantidad de miles de miles de millones de dólares –y de euros- que varias regiones del planeta han apostado para los salvatajes bancarios y de la Bolsa. Sólo cabe preguntarse ¿quién pagará, a quién se le cobrará, toda esa impronunciable cantidad de dinero? Se percibe en el ambiente un hedor de anti ética, de hipocresía, de un malhadado encubrimiento a una era oscura donde lo que menos ha primado es la responsabilidad social.

LA GLOBALIZACIÓN Y LA CRISIS

“Globalización” es un término utilizado generalmente en el ámbito económico y con finalidades de comercialización. Hay quien lo preconiza como “mundialización”, –dice- para no utilizar un anglicismo. De cualquiera de las dos formas, la globalización es un tema acuñado, que quien sea entiende, en el ámbito de los negocios, con el decepcionante espejismo de las “fronteras abiertas” y la fallida concesión de oportunidades, especialmente, para aquellos países en vías de desarrollo, que intentaron expandir sus mercados hacia latitudes diversas, acciones muy orientadas, sobre todo, a los poblados gigantes, como Norteamérica, Europa y Asia. A través de la experiencia vivida por el mundo durante estos años, en esta temática, podría deducirse, con poquísimas excepciones, que esto resultó sólo una quimera, un grotesco desencanto, que no deja de mostrarnos realidades lacerantes, desde luego, emplazadas hacia quienes menos tienen que fincaron sus ilusiones en tan vacío cometido. Irónico, por expresarlo comedidamente: mientras los países en vías de desarrollo miraron con esperanzador optimismo esta oportunidad, en los países ‘clientes’ se irradiaron acciones que contradicen escandalosamente el original sentido de la globalización o… ¿siempre vivimos en el engaño? Estas acciones hieren frontal y gravemente a la responsabilidad social, en todo su vasto espectro, muestran la otra cara -¿la verdadera?- de la globalización, que deshumaniza al planeta, torna dudosa la intención, devela la falta de autenticidad con la que se procede, cuando se habla de una manera y se actúa de otra muy distinta.

RSC: LA CARA HUMANA DE LA GLOBALIZACIÓN

La RSC debería haber sido la cara humana de la globalización, en el supuesto -difícilmente consentido- de que haya existido una migaja de RSC en ella. Pensar en favor del ser humano, actuar en su mejoramiento y protección, se ha convertido sólo en una vana retórica, usada para aparentar, pero sin respaldo moral alguno. Reflexionando en aquello, basándonos en los aspectos conocidos como la “Triple Bottom Line”, o la línea triple de fondo para la sostenibilidad, que, entre varios, también se lo fundamenta en uno de los tantos Índices Dow Jones –precisamente- el de Sostenibilidad, que contempla las dimensiones económica, medio ambiental y social, podemos percatarnos, a las claras, que no ha habido legitimidad pues, de qué dimensión social estamos hablando, si se ha actuado inmisericordemente contra pobres inmigrantes, tratándoles como criminales, se ha implantado protecciones arancelarias para favorecer paternalismos tradicionales con ciertas colonias, castigando la libre competencia, se ha escandalizado los atentados contra el medio ambiente, en irónico contraste con la falta, por ejemplo -entre tantos otros-, del cuidado y transparencia en la eliminación de desechos radiactivos provenientes de la utilización de la energía atómica.

CÓMO VEN EL FUTURO LAS MENTES EXPERTAS

De acuerdo a las personas llamadas expertas “el miedo está ganando a la economía mundial” (Juan Francisco Raffo, en la reunión de la APEC). Patricio Peña, titular de la Bolsa de Valores de Quito, opinó: “la crisis financiera internacional, y en particular la estadounidense, afectará a Ecuador, sobre todo a sus exportaciones, a la recepción de remesas de emigrantes e incluso al empleo… somos un país que exporta significativamente a los Estados Unidos; cerca del 50 por ciento de las exportaciones ecuatorianas van a ese mercado”. Realismo o pesimismo, las circunstancias no son halagadoras, mucha gente opina que aún no, ni de lejos, hemos empezado a sentir las consecuencias de la crisis.

LA RSC UN MODELO DE GESTIÓN ANTE LA CRISIS

No se pueden dar recetas. Somos testigos con estoicismo e impotencia de lo que le ha pasado al mundo con dos de esas ‘fantásticas recetas’. Merece una profunda reflexión el siguiente párrafo: « El tener más, lo mismo para los pueblos que para las personas, no es el último fin. Todo crecimiento es ambivalente. La búsqueda exclusiva del poseer se convierte en un obstáculo para el crecimiento del ser y se opone a su verdadera grandeza; para las naciones como para las personas, la avaricia es la forma más evidente de un subdesarrollo moral » Para concluir, he aquí, al menos parte, de una explicación de lo que nos ha sucedido. Al mundo lo está destruyendo la misma raza humana, quienes llamanos ‘reyes de la creación’, nos hemos convertido en implacables verdugos de nuestro propio futuro. Es tiempo de bogar por la autenticidad, por la legitimidad, de entender, procesar y aplicar la responsabilidad social.