Por Roque Morán Latorre. La búsqueda incesante del ser humano por el éxito es análoga al esfuerzo por lograr su felicidad, éste puede ser un concepto inequívoco, como éxito y felicidad podrían ser términos homónimos; mas, para cada ser humano, esas metas pueden ser distintas. ¿Qué significa entonces “éxito empresarial”? “No puede haber empresas exitosas en sociedades fracasadas” es una célebre máxima que nos invita a reflexionar, a observar con gran expectativa, si el uso de la libertad de las personas, del empresariado pequeño, del mediano y del grande, de la ciudadanía común y, sobre todo, de las y los líderes, está en clara coherencia con el ejercicio de su responsabilidad personal. La llamada responsabilidad social no es más que la realización tangible del uso de la libertad, pero con responsabilidad, que surge del ser humano privilegiado con valores trascendentes.
Si alguien logró hacer una profunda y clara analogía entre libertad y responsabilidad, fue el austríaco Viktor Emil Frankl (1905-1997), médico neurólogo, siquiatra, sobrevivió al holocausto judío; creó la Logoterapia, denominada la tercera escuela vienesa de psicología; escribió más de 30 obras, traducidas a cantidad de idiomas, diseminó cursos, conferencias y cátedra por todo el mundo y se hizo merecedor a 29 doctorados Honoris Causa por prestigiosas universidades. Su pensamiento trascendió las tendencias de sus antecesores Freud y Adler, al convertirse involuntariamente -él mismo- en un conejillo de indias de su Logoterapia y comprobar, por experiencia propia, que resultó totalmente atinada. Su vida -si es que la podemos llamar así- en los desalmados campos de concentración de Auschwitz y Dachau fue su auténtico y dramático laboratorio, nada igual, para dar forma y madurar su creación intelectual que le guió, entre muchos aspectos, hacia una certera comprensión del significado del dolor y del sufrimiento de los seres humanos y a poder explicarnos que, si bien es cierto que nuestra psicología se manifiesta por las propias vivencias pasadas, nuestro verdadero motor de vida, nuestras motivaciones, nuestra visión de futuro, nuestros objetivos del presente y del mañana, son factores determinantes en nuestra conducta personal, en el auténtico sentido de nuestra propia existencia, en nuestra razón para vivir.
Donde no existe responsabilidad la libertad es inservible. Sobre esto recuerdo haber leído, con vivo interés, la experiencia de una idealista mujer, Svetlana, ciudadana común pero de gran preparación académica y cultural –más de lo que le permitía su radical entorno social, político y económico- que sobrevivía en uno de esos países tras de la Cortina de Hierro, que soñaba con la ansiada libertad, en medio de un régimen totalitario extremo; apenas cumplidos sus treinta y cinco años de edad, fue testigo del derrumbamiento del comunismo y, por la oportunidad que le brindó la vida, pudo viajar lejos, a ejercer un trabajo seguro, bien remunerado, en uno de esos “grandes” países donde su ensueño había idealizado, como el paraíso, el ejercicio de la libertad.
Ni bien empezó su trabajo y su acercamiento, de manera paulatina, a esa sociedad, se fue percatando de las caras ocultas de la llamada libertad: codicia, desenfreno, intolerancia, hipocresía, explotación, egoísmo, superficialidad, despilfarro; tanta fue su decepción que llegó a cuestionarse si el régimen extremo en el que vivía antes sería preferible al que estaba viviendo; finalmente, tras un largo período de sufrimiento y de adaptación inteligente, sin sucumbir ante los vicios de esta cultura de “libertad”, se dio cuenta que todo dependía del buen uso de su propia libertad que sin responsabilidad todo sería tan sólo un rastrero libertinaje.
Tanto el Dr. Frankl, como Svetlana, cada quien en su respectivo andarivel, son seres que nos dejan lecciones profundas, reflexiones que nos “mueven el piso” y nos inducen a cuestionar el sistema de sociedad que, a inicios del siglo XXI, estamos viviendo.
Hablar de éxito es relativo. Cada ser humano tiene su propia concepción y calificación del éxito. Cuando hablamos de países “desarrollados”, como el que acogió a Svetlana, la mayor parte de gente podría decir que son naciones de éxito, sin embargo, la “crisis” ¿no es resultado del mal uso de la libertad en esos países? ¿Es eso acaso éxito?
La interminable discusión acerca de qué es más importante, el capital o el trabajo, la supremacía del libre mercado o del centralismo controlador a través del estado, no parece darnos luces claras, sino mostrarnos el conflicto recalcitrante de intereses personales, o de grupo. Acerca de estos temas, las obras del escocés Adam Smith (1723–1790), calificado como el fundador de la economía, filósofo y pertinaz investigador de la ciencia económica y también del comportamiento humano, defiende, como origen de la riqueza, el trabajo, pero afirma -de manera categórica- que si la virtud personal se resquebraja, ni el libre mercado ni la democracia prevalecerían.
El pensamiento de Smith afianza, entre muchos aspectos que, si no hay, antes que cualquier otra cosa, el uso inteligente de la libertad, de la responsabilidad personal, no se puede hablar de responsabilidad social. Miremos sino la formación que han recibido muchos, cientos de directivos, altos ejecutivos de grandes organizaciones, en aquellas afamadas escuelas de dirección de empresas, cursos de altas inversiones, con profesores renombrados, abarcando interesantísimos campos de enseñanza, entre los que sí se habla de ética y de valores trascendentes ¿cómo ha resultado la aplicación práctica de todas aquellas enseñanzas? ¿Fue sólo un pasar por esas aulas? ¿Fue sólo un cartón más en la colección de “diplomitis aguditis” que adolece la sociedad actual? Ese fue motivo de conversación con el director de una bien posicionada “busines school” de nuestro país cuando analizábamos la forma de evaluar los frutos de los diversos programas impartidos; el suscrito mantenía en ese entonces –y hasta ahora defiende- el punto de vista de que la forma óptima de evaluación sería palpar los frutos obtenidos, las mejoras en la sociedad ecuatoriana, aún más si la gerencia de cúpula de las más destacadas empresas de las ciudades más importantes del país, ha sido su alumnado.
¿Se puede evaluar el buen uso de la libertad?... Sólo el ejercicio de la responsabilidad puede sellar, de forma positiva e indeleble, las acciones de los seres humanos.
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Libertad y Responsabilidad
Empresa Socialmente Responsable... ¿Ser o parecer?
Por Roque Morán Latorre.
APARIENCIAS
Fácil es percatarse que en nuestra sociedad mucho se vive de las apariencias. Explicable esto si palpamos que hoy se valora más el poseer que el ser. Esta es una de las consecuencias de que aquellos valores, como la sinceridad y la veracidad, están opacados en un mundo donde prima la hipocresía, el afán de protagonismo y la vanidad.
En varias ocasiones una organización cazatalentos me solicita que les proporcione algún criterio para la calificación y selección de participantes finalistas en concursos para ocupar cargos de responsabilidad en sus empresas clientes. Esto me resulta interesante, hasta emocionante. Para pretender ser objetivo en mi apreciación, sigo un personal esquema que me ha resultado eficaz: primero, un análisis de su hoja de vida, luego, una revisión de las pruebas psicotécnicas y, lo que valoro -como más importante-, una profunda conversación, de aproximadamente unos cuarenta minutos de duración, donde les puedo mirar a los ojos, escuchar sus voces y les invito a que me compartan, entre varios temas, sus ideales y objetivos de vida. Una de las preguntas obligadas que les solicito responderme es “¿podría decirme algunos de los valores que usted practica?”
Las respuestas que recibo son bastante similares y contestadas a un ritmo, más o menos, rápido; pero, de repente, con toda la intención, interrumpo esa cadencia continua y les pregunto “¿me puede decir alguno de sus defectos?”. Se produce un silencio breve, de un par de segundos, tal vez tres, matizado por una actitud de incertidumbre de la persona entrevistada: “bueno, creo que… soy un poco impaciente”. Pienso en silencio, muy dentro de mí: “al fin, al fin, alguien capaz de descubrirse algún defecto”. Pero casi de manera inmediata a ese defecto desenmascarado le sigue un “es que… soy impaciente porque me gustan las cosas rápidas y bien hechas”.
Esa resulta una pequeña muestra de que para autojuzgarnos lo hacemos con demasiada generosidad, descubrimos adentro lo más florido de las cualidades pero, al intentar encontrar nuestros defectos, nos resulta una tarea más que imposible. Eso es vanidad pura y orgullo pulido. Si pensamos que las empresas son organismos vivos que tienen –guardando las proporciones- similares características que los seres humanos ¿cuán capaces son de reconocer ciertos defectos y de auto valorarse en una justa medida?
AUTENTICIDAD
Difícil lograrla. Pero quizás sí sea posible. Todo depende de cuánta sinceridad estemos en disposición de tener, de cuán capaces sean las empresas de ser genuinas. Recientemente leímos un artículo -con el que estamos de acuerdo- en el que se afirmaba que la responsabilidad social es, debería ser, voluntaria, pero que la Transparencia es obligatoria. Si venimos pregonando que ‘nadie da lo que no tiene’ ¿cómo una empresa que tiene algo que esconder, que tiene –como suele decirse- ‘rabo de paja’, puede ser transparente? A esto se suma la decisión -tal vez errada- de algunas organizaciones, de mantener un perfil bajo, rehuyendo el ‘riesgo’ de mostrarse en una vitrina de exhibición.
Me viene a la memoria una interesante conversación con el presidente de una grande empresa -que no está más en Ecuador- a quien le hicimos una comedida observación acerca de racionalizar su publicidad, autoalabanza y marketing social, por cierto, abundante y con alta inversión, con lo que estuvo de acuerdo pero, desafortunadamente, fue demasiado tarde, algunos de sus grupos de interés habían reaccionado con animadversión y fueron los detonantes para que se marchara del país.
“Ni mucho que queme al santo ni tan poco que no lo alumbre”... ¿Dónde está el punto de equilibrio en mostrarse y en cuánto mostrarse para no provocar suspicacias en los grupos de interés? La receta es simple: antes de nada, ser -de manera auténtica- socialmente responsable, dentro de casa primero y sólo entonces la estrategia de comunicación resultará sencilla, fácil y desde luego con una mínima inversión.
DAR LO QUE SE TIENE SIN SÓLO APARENTAR
La forma idónea de ser socialmente responsable es la de orientar a la organización hacia una cultura de responsabilidad social, eso sí, vivida de manera tangible desde sus líderes, procurada como eje transversal a todas las áreas de la empresa y diseminada hacia su cadena de suministro. Frecuentemente las empresas emprenden con ‘programas de responsabilidad social’, en otros casos, elaboran memorias de sostenibilidad, ambas loables pero ninguna de las dos garantiza la viviencia de una auténtica responsabilidad social.
Lo recomendable es implantar, con base en un modelo, un sistema de responsabilidad social, cuidando que éste incluya todos los elementos posibles, de una manera íntegra e integradora y todo lo demás saldrá por añadidura, como conclusión natural, espontánea, de lo actuado y practicado. Deseable es que ese modelo implantado pueda ser verificado por cualquiera de los stakeholders de la organización, óptimo –pero no indispensable- es que pueda darse una auditoría de tercera parte, con alguien idóneo y no, como alguna empresa lo hace, con la misma persona o asesoría que le ayudó a elaborar su memoria de sostenibilidad o, igual de desacertado y anti ético, verificado por alguien sin el respaldo de experiencia y de conocimiento, allí sí, indispensables.
LÍDER SEGÚN FRANKL Y JASPERS
Implantar un cultura se responsabilidad social podría estar vedado para algunas empresas pues en la mente de sus líderes correspondientes no está arraigado un bagaje de principios y de valores. Eso es categórico. Reflexionemos brevemente en el pensamiento acerca de lo que significa ser líder, primero, del psiquiatra austríaco Viktor E. Frankl: “líder es el que empuja a los demás a elevar el concepto de su propia identidad y a reflexionar sobre el contenido que pueden dar a sus vidas” y, la de un filósofo, y también psiquiatra, el alemán Karl Jaspers: “a interiorizar desafíos, a ser más humanos, más éticos, más libres, a elevarse por encima de sus preocupaciones, en una palabra… a autotrascenderse”. Ése es el liderazgo idóneo para la responsabilidad social, para no sólo parecer sino para ser, con autenticidad, con fundamentos arraigados en cimientos profundos, que conduzcan a una organización a convertirse en socialmente responsable.
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'Caritas In Veritate', una encíclica social
Por Roque Morán Latorre.
ENCÍCLICAS
ENCÍCLICAS SOCIALES
Desde el siglo XIX, hay varias relativas a la temática social: la "Rerum Novarum", por el Papa León XIII, publicada en 1891, "Quadragesimo Anno" (1931) de Pio XI, "Mater et Magistra" (1961) de Juan XXIII, "Populorum Progressio" del Papa Pablo VI, promulgada el 26 de marzo de 1967, “Sollicitudi Rei Socialis”, de Juan Pablo II, dada en Roma el 30 de diciembre de 1987 y, por último, “Caritas In Veritate”, publicada en Roma, el 29 de junio del año 2009. Los contenidos tratados con gran profundidad, tienen cimientos fundidos en las enseñanzas de Jesucristo: justicia, libertad, verdad, amor, bien común, dignidad humana, solidaridad, subsidiaridad; lo que, quizás, marca la diferencia es que, cada una de ellas, está escrita en el contexto de su propio tiempo, en sus propias circunstancias sociales, políticas, jurídicas y económicas; sin embargo, todos estos escritos se aplican misteriosamente a cualquier tiempo. Constituyen una fuente, una auténtica brújula, que marca el rumbo de hacia dónde debería enfilar la humanidad y cómo enfrentar los vientos huracanados de los tiempos.
CARATERÍSTICAS DE LA CARITAS IN VERITATE
Su estructura tiene una Introducción y seis capítulos. Enfrenta y trata indiscutibles realidades de nuestra época, tan vapuleada por el apocamiento de los valores trascendentes, por la mal aplicada globalización, por la afectación inmisericorde del medio ambiente, por la distribución inequitativa de la riqueza, por la explotación de los recursos naturales, por el desprecio a la vida de las personas, por tantos otros factores que nos han conducido a la crisis económica y a la degradación del planeta en muchos aspectos. Constituye una auténtica lección de Responsabilidad Social, sin embargo de su profundidad cristiana, quienes no practican esta religión, e inclusive, para quienes son agnósticos, podrán encontrar en ella una fuente inagotable de inspiración y de férreo fundamento para la RS, pues trata sobre el desarrollo humano integral en la caridad y en la verdad.
EXTRACTOS DE CADA PARTE
Pretender elaborar un buen resumen comunicaría poco; por eso sólo expondré citas textuales de cada uno de sus componentes.
INTRODUCCIÓN
“Sin verdad, la caridad cae en mero sentimentalismo. (…) El desarrollo humano integral supone la libertad responsable de la persona y los pueblos: ninguna estructura puede garantizar dicho desarrollo desde fuera y por encima de la responsabilidad humana”.
CAPÍTULO PRIMERO
“La ganancia es útil si, como medio, se orienta a un fin que le dé un sentido, tanto en el modo de adquirirla como de utilizarla. El objetivo exclusivo del beneficio, cuando es obtenido mal y sin el bien común como fin último, corre el riesgo de destruir riqueza y crear pobreza.”.
CAPÍTULO SEGUNDO: EL DESARROLLO HUMANO EN NUESTRO TIEMPO
“Sin embargo, se ha de reconocer que el desarrollo económico mismo ha estado, y lo está aún, aquejado por desviaciones y problemas dramáticos, que la crisis actual ha puesto todavía más de manifiesto. Ésta nos pone improrrogablemente ante decisiones que afectan cada vez más al destino mismo del hombre, el cual, por lo demás, no puede prescindir de su naturaleza”.
CAPÍTULO TERCERO: FRATERNIDAD, DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIEDAD CIVIL
“Si hay confianza recíproca y generalizada, el mercado es la institución económica que permite el encuentro entre las personas, como agentes económicos que utilizan el contrato como norma de sus relaciones y que intercambian bienes y servicios de consumo para satisfacer sus necesidades y deseos. El mercado está sujeto a los principios de la llamada justicia conmutativa, que regula precisamente la relación entre dar y recibir entre iguales”.
CAPÍTULO CUARTO: DESARROLLO DE LOS PUEBLOS, DERECHOS Y DEBERES, AMBIENTE
“En la actualidad, muchos pretenden pensar que no deben nada a nadie, si no es a sí mismos. Piensan que sólo son titulares de derechos y con frecuencia les cuesta madurar en su responsabilidad respecto al desarrollo integral propio y ajeno. Por ello, es importante urgir una nueva reflexión sobre los deberes que los derechos presuponen, y sin los cuales éstos se convierten en algo arbitrario. El tema del desarrollo está también muy unido hoy a los deberes que nacen de la relación del hombre con el ambiente natural. Éste es un don de Dios para todos, y su uso representa para nosotros una responsabilidad para con los pobres, las generaciones futuras y toda la humanidad”.
CAPÍTULO QUINTO: LA COLABORACIÓN DE LA FAMILIA HUMANA
“Hoy la humanidad aparece mucho más interactiva que antes: esa mayor vecindad debe transformarse en verdadera comunión. El desarrollo de los pueblos depende sobre todo de que se reconozcan como parte de una sola familia, que colabora con verdadera comunión y está integrada por seres que no viven simplemente uno junto al otro”.
CAPÍTULO SEXTO: EL DESARROLLO DE LOS PUEBLOS Y LA TÉCNICA
“La técnica permite dominar la materia, reducir los riesgos, ahorrar esfuerzos, mejorar las condiciones de vida. Responde a la misma vocación del trabajo humano: en la técnica, vista como una obra del propio talento, el hombre se reconoce a sí mismo y realiza su propia humanidad”.
El condón y la Responsabilidad Social
Por Roque Morán Latorre. La siguiente es una carta que envía un sacerdote católico a un caricaturista de uno de los diarios de mi país. Si ustedes la revisan descubrirán, en su totalidad, elementos que se vinculan naturalmente con el ideal de la responsabilidad social.
Guayaquil, 20 de marzo de 2009
Muy estimado Bonil:
Le admiro como humorista; no me da empacho decirlo. Le escribo con la autoridad que me proporciona ser un sacerdote que visita todas las mañanas de todos los viernes a los pacientes de VIH-sida en el Hospital de Infectología. Voy siempre con un equipo de voluntarios y voluntarias de La Casa de la Vida. No sólo le escribo como un apóstol de mis enfermos, sino como simple hombre culto (soy abogado y sacerdote, con 10 años de estudios en tres universidades españolas). Estoy completamente en contacto con todo lo que sucede. Me muevo en el Internet como un pez en el agua. Le digo esto, porque a veces la gente piensa que los curas vivimos en otro planeta.
He visto el chiste de hoy sobre el Papa y el criterio de la Iglesia Católica sobre la ineficacia del preservativo para combatir el sida. Estimado Bonil: El Papa puede decir que dos por dos con cuatro. Pero esta verdad no deja de ser una verdad científica, sino que sigue siendo una verdad matemática, aunque la afirme un religioso.
Dejemos aparte – sólo por método, para poder dirigirme a usted, con total independencia de sus creencias: no sé nada de su religión, ni siquiera sé si cree en Dios o no… da lo mismo para el caso- los motivos morales por los cuales la Iglesia católica se opone al uso del preservativo para combatir la pendemia del sida. El Papa ha afirmado algo que es puramente científico: el uso del preservativo, lejos de impedir la propagación del sida, en definitiva, la acrecienta y aumenta.
Tome usted un microscopio. Ponga un preservativo de látex. Mida las microscópicas perforaciones que tiene el látex. Apunte en una libreta las milimicras que posee cualquiera de las perforaciones. Ahora, coja un virus del sida. Póngalo en el microscopio. Mídalo. Ahora compare las dos medidas: la ciencia de hoy afirma que el virus del sida es 450 veces más pequeño que el espermatozoide. Si bien, los espermatozoides no atraviesan las perforaciones del preservativo, por supuesto, claro que los virus del sida lo hacen.
Por otra parte, hemos de reconocer que la masiva difusión del preservativo, no determina una disminución del número de relaciones sexuales, sino, por lo contrario las facilita, las estimula, las incentiva.
Sepa, además, mi estimado Bonil, que tras la difusión masiva del preservativo hay toda una industria con gigantescos intereses económicos, todo un capitalismo….; y, lo peor, ellos saben que el preservativo no preserva de nada, y que, como dice el Papa, aumenta la pandemia (por la dos razones científicas que antes le he expuesto: matemática: dimensión de las perforaciones y estadística: constatación descripción y expresión numérica de los fenómenos sociales); y sin embargo, son tan criminales y tan genocidas, que por forrarse los bolsillos de dólares, empujan al mundo entero a la peor pandemia de la historia (tengo una colección de 5 DVD, sobre el tema). La irresponsabilidad de las autoridades de salud del mundo entero, y también, por supuesto, de Ecuador, es espantosa. Tras esa irresponsabilidad, o está una tercermundista ignorancia o una tercermundista corrupción… Ellos viven del tópico, de lo que se dice, de los parámetros que difunde el Sistema social en el que lamentablemente estamos inmersos. Todos ellos tendrán que dar cuenta a Dios – no me fío nada de los ‘juicios de la Historia’, que son para morirse de risa – de la criminal irresponsabilidad con la que difunden en nuestro ambiente el uso del preservativo, con la consiguiente incentivación de las relaciones sexuales realizadas con la ‘ruleta rusa’ del preservativo. No por motivos religiosos, sino por simples razones de salud pública, la autoridad gubernamental debería informar a las gentes los peligros que comporta el uso del preservativo… Algo así como se hace con la campaña de difusión de al estrecha relación que hay entre el tabaco y el cáncer…
Para terminar: son innumerables los y las pacientes de sida que cuando yo les he preguntado - claro, con toda mi intención - si usaron ‘protección’… Me miran con profunda tristeza y con una sonrisa cargada de odio e ironía me dicen: “Padrecito, el preservativo no sirve para nada…” Le invito un viernes a visitar conmigo a ‘mis’ enfermitos de sida – hoy mismo he estado con ellos – y luego me dirá si se atreve a hacer, querido Bonil, un chiste sobre la relación que hay entre difusión del preservativo y el avance de la pandemia del sida… Venga, le recibiremos llenos de cariño en nuestro equipo… Venga, y verá cómo los enfermitos están equivocados – sí: están equivocados - cuando dicen que no sirve para nada: ¡Claro que sirve!, y muchísimo: para contagiarse ellos del sida; y sirve, sobre todo, para que muchos millonarios del primer mundo y del tercero, ganen más euros y dólares a costa de los millones de enfermos de sida que se fiaron del preservativo.
Además, mi querido amigo: no sé si usted es casado, no sé si tiene hijas… pero si un chico le dice a usted, que va a tener relaciones con su señorita hija, no creo que usted le diga: “¡Ok; pero con preservativo!” Me imagino que, como padre digno que supongo será, le dirá al chico de turno: “Amigo, usted a mi hija no me la toca, hasta que sea su esposa, después de haberse casado con ella, como Dios manda… Mientras, ni con preservativo, ni sin preservativo”…
Y esto es lo que la Iglesia afirma como el mejor y único camino para preservar al mundo del sida… y de muchos otros males, tales como los hijos sin hogar… En esto, supongo que usted coincide con Dios y la Iglesia… Con mi respeto y mi afecto.
Padre Paulino Toral
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Eso que llaman "crisis"
Por Roque Morán Latorre. La definición de “crisis”, que trae el diccionario de la Real Academia Española en su vigésima primera edición, es la “mutación considerable que acaece en una enfermedad, ya sea para mejorarse, ya para agravarse el enfermo”. Hay, allí mismo, más acepciones, otra, especialmente, que viene oportuna al tema que hoy nos ocupa, es la de “escasez, carestía”.
Me enfoco en mi país Ecuador. Lo de la tal “crisis” es tan sólo un epígrafe, un remoquete. El Ecuador ha vivido esta crisis –tal vez, no tan drástica como ahora- pero desde que tengo uso de razón: crisis en lo político, crisis en lo social y crisis en lo económico y… ¿qué ha sucedido? Nada, el país está incólume, continúa henchido de riqueza -mal repartida, por supuesto-.
Demostración de aquello es el cuestionamiento que un empresario -auténtico empresario, no un hombre de negocios- les hizo a sus colegas, en una reunión del directorio de un importante gremio de mi ciudad: “ustedes se quejan tanto de esta crisis, echan la culpa a todos, pero no reflexionan sobre su propia conducta… díganme ¿quién de ustedes está más pobre que hace 15 años?” Me contó que hubo unos breves segundos de sepulcral silencio, se percibió una atmósfera de vergüenza, pero, inmediatamente salieron las justificaciones y las sinrazones: es que el gobierno, es que los factores externos, es que, es que, es que… Bueno, como podrán imaginar, este empresario no constó en la terna para la elección del siguiente directorio.
Ecuador, tan pequeño, es una tierra maravillosa en innumerables aspectos: podemos descender, en menos de seis horas, del majestuoso volcán Cotopaxi, a casi seis mil metros de altitud, con nieves eternas, hasta las playas del cálido mar de la población de Esmeraldas; viajando desde la capital, en dos cortas horas, hacia el verde oriente, podemos adentrarnos en paradisíacos parajes; si se acabara el petróleo, tenemos banano, si no cultiváramos flores, poseemos camarones; cosechamos café, cacao, maíz, papa, trigo, cebada, arroz; nos beneficiamos con exóticas flores tropicales para exportación, escondemos inexplotadas minas de cobre, de oro; como si todo eso fuera poco, nuestras son las islas Galápagos, inigualable patrimonio natural de la humanidad.
El resultado de esta generosa abundancia de recursos naturales ha sido, por supuesto la generación de mucha riqueza. Lo lastimero, insisto, una riqueza muy mal distribuida: la gente pobre sigue más pobre. ¿Por qué, cuando hay crisis, a quien más afecta es, precisamente, a quien menos tiene? Porque las crisis son el resultado de un sinuoso proceso, donde se combinan –rastreramente- el materialismo salvaje con la ausencia de valores trascendentes. En ese comportamiento el fin último es la consecución, a mansalva, de las utilidades económicas, que no tiene miramientos, allí ¿qué importan la dignidad humana, el bien común, la solidaridad?
Se entenderá mejor que, a eso que llaman ‘crisis’, acá en Ecuador ya la hemos vivido, más aún, nunca hemos dejado de vivirla.
Quiero parafrasear algo del capítulo séptimo del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia: “La relación entre moral y economía es necesaria e intrínseca: actividad económica y comportamiento moral se compenetran íntimamente. La necesaria distinción entre moral y economía no comporta una separación entre los dos ámbitos, sino al contrario, una reciprocidad importante”.
Penosamente la moral puede ser una, para ciertos personajes, y otra, para el resto. Una acto humano tiene dos componentes: su fin y los medios para alcanzarlo; de allí que, si el fin es bueno, pero los medios utilizados no lo son, ese acto humano debe calificarse como inmoral. La búsqueda de la riqueza es buena, desde luego, pero si se la logra con base en la explotación de la gente, con base en ingeniarse sistemas construidos con oscuros cimientos, que sólo benefician a unas pocas personas, en desmedro del bien común, ese acto es inmoral. Entonces la causa de las crisis es la inmoralidad.
No quisiera dejar la sensación de pesimismo, todo lo contrario ¡debemos ser optimistas! Siempre hay esperanza. ¿Podemos mejorar las cosas?, Sí, que podemos ¿Podemos salir de la crisis? Sí, podemos. ¿Cuánto nos tomará? El tiempo que sea necesario para entender que, el bien de los demás, es el mejor negocio para las empresas y para el empresariado, para personas gobernantes y para las gobernadas.
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ENCUESTA RELACIONADA: ¿Cree que afectará la crisis económica actual a la RSC?
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Foros Mundiales Económico y Social... Irónica confrontación
ENTELEQUIA VAPULEADA
Tal parece que Aristóteles, filósofo griego (384-322 años AC), nos conduce –menos lejos que por la filosofía- por la ruta del sentido común. Él definió la ‘entelequia’, extrayendo uno de sus componentes, como ‘un trabajo activo hacia la consecución de un fin, intrínseco a la misma cosa’. Apliquemos este concepto a los dos Foros Mundiales y analicemos sus inexplicables desacuerdos. La economía está definida como ‘una ciencia social que estudia las relaciones –precisamente- sociales, que tienen que ver con los procesos de producción, intercambio, distribución y consumo de bienes y servicios, entendidos estos como medios de satisfacción de necesidades humanas y resultado individual y colectivo de la sociedad’. Este concepto nos exime de justificar nuestra infausta sorpresa al mirar cómo, este par de foros mundiales, estas dos iniciativas humanas, de trascendente importancia -cuyas razones de existir deberían tener una espontánea y natural convergencia-, puedan actuar de manera tan separada y disonante. Ambos foros, acaecidos a fines de enero de este año 2009, nos dejan el sinsabor amargo del desconcierto: el uno, en la búsqueda de enfrentar la crisis propone ‘refundar el capitalismo’ y, el otro, confrontarlo a como de lugar.
QUÉ SON ESTOS FOROS
El Foro Económico Mundial tiene treinta y ocho años de vida. Su impulsador fue el profesor de Administración Klaus Schwam, de la Universidad de Ginebra que convocó, por primera vez, en 1971, a importantes líderes empresariales para analizar las prácticas económicas. Durante diez y seis años se llamó Foro Europeo de Administración y en 1987 cambió su nombre al actual. Uno de los logros más destacados de este foro fue el de generar el Pacto Global, en 1999, posta que la tomó el anterior secretario de la Naciones Unidas, Kofi Annan, para incentivar que en el 2000 se firme dicho pacto, con nueve principios que fueron completados después, en el 2004, con el décimo principio, el de la lucha anticorrupción.
El Foro Social Mundial es de reciente creación, tan sólo tiene nueve años. Exponemos, de manera textual, ideas que se publicaron acerca del origen de este, luego del VI Foro Social Mundial efectuado en Venezuela, en el año 2006: ‘Desde su arrancada en enero de 2001, el Foro Social Mundial fue concebido como la contraparte al Foro Económico Mundial, de ahí que deba realizarse de manera simultánea, y en una nación del Tercer Mundo, por su profundo simbolismo. La idea de crear un foro de reflexión y debate entre amplios movimientos y actores sociales surgió a raíz de las protestas masivas antiglobalización que estremecieron a Estados Unidos y Europa en 2000 contra los dictámenes del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, que rigen los destinos de la economía global’.
ALGUNAS CONCLUSIONES DEL FEM 2009
‘El nuevo reporte identifica como riesgos principales el descenso de la economía china, el colapso de los commodities, el cambio climático y problemas de gobernabilidad. Sheana Tambourgi, Director del Global Risk Network at the World Economic Forum, dijo: "El Reporte de Riesgos Globales 2009 se basa en el trabajo de años anteriores y pone de relieve la necesidad de una acción concertada para mitigar los riesgos que ahora más que nunca son globales en su naturaleza y en su impacto, como lo demuestra la crisis financiera. Pero lo mismo es cierto para otras áreas de riesgo, los riesgos mundiales requieren una respuesta multisectorial y no pueden ser abordados en forma aislada". El informe 2009 predice que el gasto público en masa, para apoyar a las instituciones financieras, es una amenaza para la ya precaria situación fiscal en países como los EE.UU., Reino Unido, Francia, Italia, España y Australia. Es peligroso hacer frente a las preocupaciones inmediatas, sin poner remedio a las causas profundas de los problemas. Es sembrar las semillas de otras crisis cuyo impacto puede no ser inmediato, pero que puede ser grave en el futuro. Los EE.UU., por ejemplo, tienen actualmente un déficit equivalente al 4,6% de su PIB’.
ALGUNAS CONCLUSIONES DEL FSM 2009
En recalcitrante contraposición, en el otro foro mundial, en el Social, aparecieron como principales protagonistas los mandatarios de Venezuela, Ecuador, Brasil, Paraguay y Bolivia, sumándose reconocidos dirigentes de radicalistas agrupaciones sociales, obtuvieron conclusiones, con plazos y fechas: "Desde el 28 de marzo tendrán lugar acciones globales para exigir un cambio radical en el equilibrio global del poder político. Para ese día hay un llamado global a manifestarse por las víctimas de la crisis y por políticas sociales para enfrentarla. En la tercera semana de marzo se convocó a la Cumbre Mundial por el Derecho al Agua para contestar al Foro del Agua organizado por multinacionales en Estambul, Turquía. Las organizaciones acordaron iniciar una campaña de boicot comercial a Israel que incluya además revisar convenios y tratados por parte de los países que los mantengan. El punto alto de esta campaña será el 30 de marzo, Día de la Tierra Palestina, fecha en que se demandará la finalización de los ataques contra la franja de Gaza. El 1 y el 2 de abril habrá manifestaciones en todo el mundo en oportunidad del encuentro del G20. El 4 abril se realizará una gran concentración en rechazo a la celebración de los 60 años de la OTAN Organización del Tratado del Atlántico Norte en Estrasburgo. A esto debe sumarse la acción de repudio a la reunión del G8 en Italia. Además, las organizaciones indígenas convocaron para el 12 de octubre a una movilización global contra la mercantilización de la vida y para defender la tierra. Por último, se convocó para la Cumbre mundial de movimientos en ocasión del encuentro de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático".
¿QUIÉN TIENE LA RAZÓN
Penosamente, vemos cómo ambos afanes están concentrados sólo hacia los intereses de sus grupos representados sin, al menos, tratar de escuchar -peor entender- razones y circunstancias de la otra parte. ¿Cómo nos explicamos que una organización, con más de treinta años de existencia, con un poder inimaginable, durante todas esas décadas, tras haber generado una riqueza opulenta, no haya sido capaz de solucionar -quizás paliar en algo- el tema de la pobreza? ¿Y cómo, el otro foro -llamado ‘social’-, tiene espíritu vengativo, con desbordamientos de amargura, de resentimiento, hasta de odio? Simplemente, como conclusión, dejamos las palabras de Tony Blair, uno de los más destacados protagonistas del FEM 2009, ante la crisis mundial existente: “pregúntenle a los expertos lo que hay que hacer y, la repuesta más honesta es: no lo sé”.
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